martes, 20 de enero de 2009
El ambiente influye en el desarrollo de asma en los niños
Un estudio comprueba que la contaminación ambiental aumenta la presencia de sibilancias (ruidos en el pecho), que se relacionan con el asma en los más pequeños.
Aunque el asma es una enfermedad principalmente de origen genético, factores como la contaminación ambiental, el humo del cigarrillo y el ingreso temprano a la escolaridad, entre otros, inciden en el aumento de la prevalencia de esta enfermedad alérgica en el mundo.
“En recién nacidos es más frecuente, pues tienen vías aéreas más pequeñas, pero, a medida que crecen, la situación cambia y son las mujeres quienes más la presentan”, dice Ivan Stand Niño, presidente de la Asociación Colombiana de Neumología Pediátrica y la Sociedad Latinoamericana de Neumología Pediátrica.
El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los menores, pero su diagnóstico es difícil –y a veces errado– en infantes de menos de dos años, específicamente. Sin embargo, su frecuencia es alta: 10,3 por ciento de la población la padece y en infantes de 1 a 4 años, la prevalencia es del 23 por ciento.
“Esa tos recurrente, seca, en horas de la madrugada o con el ejercicio es señal de asma, así como gripas que duran más de 10 días, con tos que no mejora en el tiempo”, indica Élida Dueñas, neumóloga pediatra de la Fundación Neumológica Colombiana y directora de Asmaire, clínica de asma. Otros síntomas típicos son falta de aliento y sibilancias. De allí que el diagnóstico de la enfermedad en los más pequeños sea esencialmente con los signos físicos.
Precisamente, un estudio epidemiológico realizado entre la Secretaría de Salud de Bogotá y el Ministerio del Medio Ambiente, con 619 niños y niñas menores de 5 años, expuestos a diferentes niveles de contaminación ambiental, especialmente la que producen industrias y automotores, en tres localidades de la ciudad (Puente Aranda, Kennedy y Fontibón), encontró que los niños que viven en áreas altamente contaminadas están más propensos a requerir atención médica por síntomas respiratorios y crisis de asma. Los infantes evaluados tienen entre 2 y 4 años.
Se ubicaron medidores de aire dentro de nueve jardines infantiles de las tres localidades y se hizo un diario de síntomas con los niños (que viven cerca del jardín). Se encontró que el 79,6 por ciento de los pequeños (168) de jardines ubicados en las zonas más contaminadas presentó silbidos en el pecho frente al 69 por ciento (145) de los niños en zonas menos contaminadas.
La presencia de sibilancias en la infancia se asocia a mayor incidencia de asma en edades posteriores. Se encontró, además, que a mayor exposición a la contaminación, más frecuentes son los ataques de silbidos (ruidos en el pecho).
Exámenes
“Existen diversas enfermedades que, al igual que el asma, producen silbidos al respirar, como la bronquiolitis aguda y la bronquitis sibilante, y esto podría prestarse a confusión. Por lo menos 1 de cada 7 niños tendrá silbidos al respirar en algún momento de sus cinco primeros años”, aclara el doctor Stand.
Según la neumóloga Dueñas, los niños que presentan bronquiolitis pueden hacer cuadros semejantes al asma y se les brinda un tratamiento similar, sin que la desarrollen. Sin embargo, dice, existe un asma relacionada con infecciones virales. A los 3 años de edad es posible hacer un diagnóstico más preciso de la enfermedad con un examen llamado oscilometría de impulsos, que mide la resistencia de la vía aérea de los bronquios. Pero, con la espirometría, que se realiza a niños mayores de 6 años, es mucho más certero precisar la existencia de asma, pues mide la capacidad y el volumen pulmonar.
Precisamente, un estudio realizado en el 2004 sobre la incidencia de esta enfermedad alérgica en el país y en el cual se entrevistaron a 6.507 personas (2.648 hombres y 3.859 mujeres) encontró que 679 (263 hombres y 416 mujeres) tenían asma y que la población infantil, particularmente entre 1 y 4 años (169), concentraba el mayor número de casos.
“El 60 por ciento de nuestras consultas por asma corresponde a pequeños de 2 a 6 años”, afirma Jenny González, pedagoga infantil del programa Asmaire, de la Fundación Neumológica Colombiana.
Programas de educación en asma como este se llevan a cabo en otras instituciones, como el Hospital San Rafael y la Clínica de la Policía, en Bogotá, y en la clínica Saludcoop, de Barranquilla. Según el estudio de la prevalencia de asma, es mayor en Bucaramanga, San Andrés y Medellín.
Como es una enfermedad crónica, la Fundación Neumológica creó un proyecto denominado ‘asmamóvil’, un bus hospital que llegará a diferentes sitios de Bogotá, especialmente los más deprimidos, para hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad. En el asmamóvil habrá un neumólogo, un aparato de oscilometría y una pedagoga.
Aunque el asma no se puede prevenir, existen medidas que disminuyen el riesgo: lactancia exclusiva, vacunación completa, evitar en el cuarto elementos que recojan y acumulen polvo, lavarse las manos con frecuencia y que nadie fume en casa.
Tratamiento
Es clave un diagnóstico precoz y la educación del paciente sobre su enfermedad, pues entre más sabe mejor la maneja.
Los inhaladores son parte fundamental del control de la enfermedad. Hay de alivio y de control. Los primeros son broncodilatadores, es decir, relajan los músculos ubicados en las paredes de las vías respiratorias y permite que se abran (como el salbutamol y la terbutalina). Se pueden usar tan pronto aparecen los síntomas del asma. Si el niño los emplea antes de hacer ejercicio, reduce sus opciones de desarrollar síntomas.
Los inhaladores de control son en su mayoría corticosteroides. Protegen las paredes de las vías respiratorias, disminuyen la inflamación y su sensibilización. Esto significa que las vías tienen menos probabilidad de reaccionar mal cuando se encuentran con un desencadenante.
Un niño asmático, por ejemplo, tiene mayor predisposición a presentar infecciones respiratorias con más frecuencia. Sin embargo, dice la neumóloga Dueñas, la mayoría de ellos no recibe el tratamiento adecuado pues los padres les temen a los inhaladores por el riesgo de taquicardia, uno de sus efectos secundarios (solo el 5 a 10 por ciento de los infantes la presentan). “No son medicamentos malos para el organismo… desinflaman los bronquios y no representan ningún problema si se utilizan en las dosis correctas”, aclara la neumóloga.
Jenny González, pedagoga infantil de Asmaire, comenta que los padres suelen utilizar dosis menores a las indicadas porque piensan que el inhalador crea adicción y afecta al corazón y, en otras ocasiones, deciden retirarlo apenas el niño muestra mejoría.
Un estudio publicado en la revista científicaPediatrics afirma que el control del asma en uno de cada tres niños es inadecuado y se asocia a las opiniones de los padres.
“Los asmáticos tienen un alto porcentaje de ser hospitalizados si no reciben tratamientos indicados. Un paciente bien educado y tratado reduce en un 95 por ciento las complicaciones que deban ser asistidas en urgencias”, dice Dueñas.
“Hay que saber que estos medicamentos son escalonados: a mayores síntomas, dosis altas; y a menor sintomatología, dosis bajas, pero solo el médico es quien indica el tiempo de uso y la dosificación”, afirma.
Un niño que utiliza los medicamentos en las dosis prescritas vive en un ambiente sano y está educado sobre el asma, puede llevar una vida normal. Incluso, hacer ejercicio cuando sus síntomas están controlados. “El 60 por ciento de los niños mejora en los cinco primeros años. Otros llegan a la edad adulta con asma; por eso, debe considerarse crónica, con un tratamiento de larga duración”, puntualiza la doctora Élida Dueñas.
Entorno del niño
- Un infante asmático no debe estar expuesto al humo de cigarrillo ni de chimenea. Tampoco a los olores fuertes, insecticidas, y ambientadores. No debe tener contacto con mascotas.
- Todo aquello que acumule polvo se debe limpiar con un trapo húmedo. Los colchones y alfombras (si las hay) se deben aspirar todos los días.
- No debe haber humedad.
- Si hace mucho frío en las mañanas, abrigarlo bien.
- Lavar las manos diariamente.
En el colegio
Todos los inhaladores que el niño deba tomar durante la jornada escolar deben estar marcados con su nombre. “Lo ideal es que lleve consigo su propio inhalador de alivio. Para los niños pequeños, este inhalador se debe dejar en un lugar de fácil acceso durante toda la jornada escolar. Los padres deben informar a los docentes de su hijo que tiene asma”, dice el presidente de la Asociación Colombiana de Neumología Pediátrica, Ivan Stand.
Los docentes deben asegurarse de que el entorno escolar sea adecuado para él: que no haya mascotas peludas o con plumas y que no se fume en el colegio. Es clave que el niño participe activamente en la vida escolar.
Los menores de 5 años que van a jardines infantiles donde la contaminación ambiental es mayor, tienen 1,7 veces más riesgo de ausentismo escolar por enfermedad respiratoria.
Desde | UNIVISIÓN
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2 comentarios:
Hola: Es que acabo de encontrar este artículo y me gustaría saber cuál es la fuente, de dónde lo tomaron.
Andrea Linares.
Andrea:
Si ves al pie del articulo, fue tomado del sitio UNIVISION
Besos!
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