Isabel Cristina está feliz con su primogénito. El único problema es que todos los días termina rendida, cansada y agotada.
¿Por qué? Todo el día le juega a Nicolás, que ya tiene siete meses, le hace monerías, le habla a media lengua, le pone música, le canta rancheras, baladas, grita, salta. No lo deja dormir ni un instante para que duerma toda la noche. Le pasa juguetes de colores, de tamaños y de diferentes formas y se desespera cuando él no puede o no quiere ni siquiera cogerlos. Y le enseña las vocales. Su anhelo es tener un superbebé, que sea la envidia de sus amigas.
Para Alba Lucía López, en cambio, la vida no es tan complicada. Ella no sueña con la superbebé sino con una niña linda y despierta. Y Valerie ya lo es, a sus siete meses, a donde quiera que va causa sensación.
¿Cómo lo hace? Sencillo. Alba Lucía, comprendió el verdadero sentido de la estimulación adecuada -otra llamada estimulación temprana- y no está empeñada, como Isabel, en anticiparse a las etapas normales del desarrollo de su bebé sino en colaborar en ellas.
Precisamente, según Adriana Montoya, terapeuta ocupacional de la Universidad Manuela Beltrán, el fin del estímulo es desarrollar ciertas actividades que faciliten el aprendizaje de las diferentes etapas del desarrollo de un bebé. Hoy no se habla de estimulación temprana ni la idea es formar niños superdotados, sobreestimulados.
Los efectos de la estimulación infantil adecuada son diversos, explica. "A nivel mental se habla de despertar mayor curiosidad y atención; a nivel físico, aumenta de peso más rápidamente, es más grande, tiene mejor coordinación y control muscular. A nivel emocional, se fortalecen los lazos de afecto, gana confianza, sonríe más pronto y más frecuentemente, vive contento y adquiere seguridad".
Todo el proceso comienza desde el mismo momento en que el bebé está en el seno de mamá. Desde entonces hay que cantarles, mimarlos, consentirlos y hacerles ver que tanto papá como mamá, y si hay hermanitos, lo quieren mucho y lo esperan con ansiedad.
"La idea es que el niño tenga un desarrollo completo en las áreas motora, de lenguaje, social y adaptativa. No solo implica que el niño tenga un mejor desarrollo físico sino también emocional", dice Marta Lucía Dulcey, médico fisiatra.
ETAPA BASICA
De los 0 a los 2 años, los niños reciben y captan muchos conocimientos y es en este mismo periodo cuando su cerebro presenta el mayor crecimiento. Rodearlos de estímulos adecuados es clave para todo el proceso. Igualmente, dice Miguel Acero, pediatra neonatólogo, la estimulación es una oportunidad para detectar a tiempo algún inconveniente en su desarrollo físico o neurológico, y a su vez, un programa que permite alcanzar logros determinados en aquellos niños con problemas. El secreto está en saberlo hacer.
Desde | Critica
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