La madre que da el pecho, ¿ha de tomar vitaminas?
El bebe nace ya con su reserva de vitaminas. Se sabe que la vitamina K prácticamente no atraviesa la placenta. Sin embargo las vitaminas A, D y E sí atraviesan la placenta, aunque en cantidades pequeñas, mientras que las vitaminas hidrosolubles y los oligoelementos, como el hierro, cobre y cinc atraviesan la placenta con facilidad y el niño tendrá al nacer suficientes reservas.
Si se trata de una madre sana, capaz de producir una cantidad adecuada de leche, basta con proporcionarle una guía dietética sobre la forma de obtener los nutrientes necesarios a partir de una dieta variada y balanceada y recomendarle el consumo de sal yodada.
La administración de yodo durante el embarazo y lactancia es una medida que propone la OMS para erradicar los trastornos que su déficit ocasiona a nivel de las hormonas tiroideas.
Con la excepción del yodo, en la mayoría de los casos no tiene que recibir ningún otro suplemento durante la lactancia. Sólo en algunas circunstancias especiales estará indicada la ingesta de vitaminas.
Cuándo se recomiendan las vitaminas para la madre?
Estas circunstancias especiales donde estaría indicado administrar suplementos de algunas vitaminas serían:
- En el caso de que la madre siguiera dieta vegetariana estricta, en cuyo caso debería tomar un suplemento de vitamina B12.
- Que realizara un ejercicio físico intenso, en cuyo caso sería necesario un suplemento de vitamina B6.
- Y en el caso de que fuera una madre fumadora, en cuyo caso habría que suplementar con vitamina C.
Qué vitaminas pasan de madre a hijo a través de la leche?
La leche materna aporta vitaminas que son muy importantes como la vitamina A, la E, el hierro, el ácido fólico, el yodo y el cinc, que cumplen una función primordial en el desarrollo neuronal y la inmunidad.
Un déficit en la madre, ¿también lo tendrá el bebé?
La concentración en la leche humana de la mayoría de las vitaminas depende de la ingesta que de ellas haga la madre. Pero las concentraciones de minerales no suelen correlacionarse con la ingesta, con algunas excepciones, como el selenio y el yodo, que sí están influenciados por la dieta materna.
Hay oligoelementos que son especiales, como la vitamina E, el ácido fólico y el cinc, porque el organismo materno dispone de unos mecanismos, no bien conocidos, que aseguran un aporte adecuado a través de la leche materna.
Se sabe que en madres con hipovitaminosis E el contenido de esta vitamina su leche es adecuado, lo que sugiere que durante la lactancia se pone en marcha algún mecanismo que moviliza la vitamina E contenida en los depósitos maternos para asegurar un aporte adecuado al lactante.
También se ha demostrado que durante la lactancia la glándula mamaria tiene prioridad para el uso de folato siendo derivado este hacia la leche en vez de hacia el sistema hematopoyético materno, de manera que, incluso cuando disminuyen los niveles de folato en suero y eritrocitos de la madre, los niveles en la leche materna permanecen estables.
Se ha demostrado que como respuesta a la mayor demanda de cinc durante la lactancia, aumenta su absorción intestinal hasta cerca del doble y al mismo tiempo disminuye la eliminación urinaria y fecal. Estos mecanismos homeostáticos para conservar el cinc se cree que operan al máximo en situaciones de baja ingesta dietética.
Diversos estudios han demostrado la alta biodisponibilidad de los minerales contenidos en la leche materna, por su unión a una fracción de proteínas de bajo peso molecular, que aumenta esta biodisponibilidad. El hierro en concreto tiene una baja concentración en la leche materna, pero una gran biodisponibilidad que se atribuye a los niveles más altos de vitamina C y de lactosa en la leche materna, que facilitan su absorción. En general, el contenido en macro y micronutrientes de la leche humana cubre de forma adecuada las necesidades del lactante durante los primeros 6 meses de vida.
Desde | Puleva
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