En Brasil existen unos 200 bancos de este tipo, y en Argentina van por el segundo. Su posible creación en Chile está en estudio. Sepa de qué se trata.En Brasil existe una división llamada “Bombeiros amigos do peito”. Y no es un equipo de fútbol. Sus integrantes, además de apagar incendios, recolectan leche materna desde cualquier punto, en aquellas ciudades que cuentan con Bancos de Leche Humana (BLH), encargados de almacenar leche para proporcionársela a bebés que no pueden alimentarse de la que producen sus propias madres.
Desde 2001, este tipo de bancos, también presentes en países como Estados Unidos, Gran Bretaña, España, India, China, Japón, Australia, Cuba, Venezuela, Ecuador, Uruguay y Argentina, son, oficialmente, una estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para disminuir la mortalidad infantil en el mundo. Están destinados a prematuros (que aún no son capaces de succionar y deglutir) y a recién nacidos que sufren infecciones intestinales, deficiencias inmunitarias, desnutrición, alergias a la proteína de leche de vaca y post-operatorio gastrointestinal.
“Alrededor de un 10% de los niños nace antes de tiempo. La ‘prematurez’ es la principal causa de la mortalidad neonatal. Y en sí, la lactancia materna es la estrategia más barata y efectiva para bajar esta mortalidad en un país”, sostiene Gustavo Sager, jefe del Banco de Leche del Hospital San Martín de la Plata, Argentina, ubicado a 56 kilómetros de Buenos Aires, y donde atienden unos 3 mil partos al año, producto de embarazos de alto riesgo.
Está comprobado que la leche materna es el alimento ideal para una guagua durante sus primeros seis meses de vida. Entre otros beneficios, reduce el peligro de padecer enfermedades y anemia. Además, los niños que se alimentan con ella ganan peso en forma adecuada, orinan en cantidad y frecuencia correctas, y duermen bien. “Pero hay que tener en cuenta que no siempre conseguimos que las mamás tengan leche para sus bebés. Todas la generan, pero no todas logran conservarla, porque tienen otros hijos, porque viven lejos o porque carecen de voluntad para sacarse leche permanentemente, durante mucho tiempo. También están los hijos de mujeres VIH positivas, que no pueden recibir leche de ellas”, explica el pediatra. “Entonces recurrimos a otras madres quienes, luego de extraerse leche para sus propios hijos, internados en el hospital, donan sus excedentes, en forma gratuita, para que se los demos a otros chicos”.
En el servicio de Neonatología que Sager encabeza, se inauguró el primer BLH argentino hace dos años. (Para ello, contaron con el asesoramiento del médico brasileño João Aprigio Guerra de Almeida, quizá el máximo referente mundial en el tema, ya que está al frente de la Red Iberoamericana de BLH y del banco más grande de su país, donde hay 198, en total). Entre otras cosas, allí cuentan con un lactario (lugar donde las mamás se extraen leche) y cuatros freezers: dos para leche cruda (o sea, extraída del pecho) y dos para la leche que es pasteurizada. Para elaborar esta última, además de pedirles autorización a las donantes, el proceso implica llevar la leche a 62,5 grados durante media hora y después bajarla bruscamente, en menos de 15 minutos. Con ello, se mata el 99% de las bacterias y el 100% de los elementos patógenos. Según Sager, a esas temperaturas, el virus de VIH se muere en dos minutos 30 segundos. “Lo que hacemos acá y en Brasil es con máximo cuidado. Sabemos que se muere todo, pero igual nuestras donantes no deben ser portadoras de VIH ni hepatíticas. Incluso descartamos leche cuando tiene color anaranjado o marrón, que quiere decir que hubo sangrado del pecho, para que no haya mayor posibilidad de enfermedades, a través de la sangre”.
Antes de regalar su leche, las voluntarias también deben presentar análisis de sangre negativos para infecciones como Mal de Chagas y sífilis. Otros requisitos son: fumar menos de cinco cigarrillos diarios y no tomar más de dos medidas pequeñas de cerveza o vino al día, así como no ingerir medicamentos contraindicados en la lactancia.
Desde que se fundó el BLH de este hospital trasandino, han recibido a 250 donantes y triplicado la cantidad de leche extraída en un comienzo. Actualmente, el 80% de lo que procesan en La Plata (unos 480 litros al año) proviene de donación domiciliaria. Las dadoras se extraen leche y la guardan en frasquitos esterilizados (de 150 a 250 mililitros), que almacenan en sus congeladores. Una vez por semana, transportan estos frascos en un cooler y los entregan al banco.
Los mayores beneficiados, hasta ahora, son los prematuros que sufren enterocolitis necrotizante, una inflamación en el intestino que, en el peor de los casos, causa la muerte, y en el “mejor”, perforaciones. “Eso implica que hay que sacar un pedazo del intestino y el chico queda discapacitado de por vida. Esto se produce por inmadurez intestinal más infecciones, a veces influye la falta de oxígeno que pueda tener en algunas de las fases del parto. Todo ello sumado a la leche de fórmula, es una bomba de tiempo, porque ésta es leche muerta. A diferencia de la leche materna, que tiene glóbulos blancos vivos (4 mil por cada centímetro cúbico) y otros componentes que lo protegen, la leche artificial sólo sirve para alimentarlo”, enfatiza Sager.
Desde | La tercera
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