domingo, 11 de octubre de 2009

Magnesio y flúor durante el embarazo

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La gestación requiere tomar cantidades extra de estos minerales que, con el hierro y el calcio, desempeñan importantes funciones en esta etapa

Las necesidades nutricionales de la mujer aumentan durante el embarazo a consecuencia de un ascenso de los requerimientos energéticos, como la demanda de algunos micronutrientes (vitaminas y minerales). Dentro de los minerales se incluyen el magnesio y el flúor, ambos con un papel muy importante en esta etapa de la vida. Una alimentación variada y equilibrada cubre las necesidades que precisa la madre.

El magnesio es un mineral con importantes funciones en el organismo: interviene en la transmisión de los impulsos nerviosos y en la actividad muscular, en el aprovechamiento de los nutrientes que contienen los alimentos y en el buen funcionamiento del corazón. Además, forma parte de la matriz del hueso y juega un papel primordial en la relajación muscular. Por este motivo, la deficiencia de magnesio durante el embarazo se puede acusar con calambres en las piernas, sobre todo por la noche.

El flúor es un micromineral cuyos requerimientos se ven ligeramente aumentados durante esta etapa de la vida de la mujer. Durante el embarazo, la acidez bucal aumenta y los dientes necesitan una atención y cuidados especiales que eviten su desmineralización y la aparición de caries dental. El flúor juega un papel relevante en la prevención de caries de la mujer gestante.

Magnesio y embarazo

Los requerimientos de magnesio se establecen en 350 miligramos diarios en el caso de los hombres y en 300 miligramos en el de las mujeres. Habitualmente, la ingesta de este mineral se sitúa entre los 250 y 400 miligramos al día, por lo que en principio no sería necesario el aporte de magnesio a través de suplementos. Sin embargo, durante el embarazo las necesidades de este mineral aumentan, al igual que sucede con otros nutrientes. Es necesario incrementar la ingesta de magnesio en 100 miligramos adicionales al día, por lo que los requerimientos de este mineral para la mujer embarazada se sitúan en 400 miligramos diarios.

Por lo general, no es preciso tomar suplementos, puesto que una dieta variada y equilibrada es capaz de aportar a la mujer embarazada la cantidad diaria de magnesio que necesita. En caso contrario, será un experto quien deba valorar la necesidad de ingerir suplementos.

Calambres durante la gestación

Durante el embarazo es común que aparezcan calambres en las piernas, sobre todo por la noche. Las causas de este incómodo trastorno son múltiples, si bien una de ellas puede tener relación con la falta de magnesio. En ese caso, la solución sería mejorar su aporte a través de la dieta. El pescado y el marisco, las hortalizas y las verduras, los frutos secos y los granos integrales son algunas de las mejores fuentes dietéticas de magnesio. Asimismo, el agua también es buena fuente de dicho mineral. Algunas aguas envasadas, las más concentradas en magnesio, aportan en torno a 50 miligramos por litro.

Flúor y embarazo

El flúor es un mineral que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades, por lo que recibe el nombre de micromineral, junto a otros como el cinc, el yodo o el selenio. Aunque el organismo lo precise en pequeñas cantidades, no significa que su presencia en la dieta no sea relevante. De hecho, un aporte deficiente de flúor puede ocasionar la aparición de caries, ya que este micromineral, además de ser un elemento importante en la formación y mantenimiento de los huesos, participa también en la formación del esmalte dental.

El agua, el té, el pescado, los mariscos y algunas verduras como las espinacas y la col son los alimentos más ricos en flúor. Utilizar pastas dentífricas fluoradas es otra manera de aportar flúor a los dientes.

Flúor para la madre

Durante el embarazo, la acidez de la cavidad bucal aumenta, por lo que los dientes necesitan una atención y cuidados especiales que eviten su desmineralización y la aparición de caries. Sin embargo, durante los primeros meses del embarazo el cepillado de los dientes puede acentuar las náuseas, por lo que en algunos casos se descuida, lo cual favorece la aparición de las caries.

Para evitarlo, lo correcto sería realizar un correcto cepillado (después de las comidas, aunque sea un poco más tarde de lo habitual) y evitar en lo posible alimentos dulces y pegajosos que se adhieran a los dientes y activen la acción de las bacterias que deterioran el esmalte y contaminan con caries.

Y para el bebé

Las deficiencias nutricionales que puedan darse durante el embarazo no sólo afectan a la salud de la madre sino también a la del bebé. Una dieta desequilibrada puede provocar enfermedades bucales en la madre y en el niño, quien puede padecer problemas de dientes mal calcificados, así como alteraciones en el esmalte dental. Para evitar la aparición de estos problemas es importante tener en cuenta que el desarrollo dental del bebé va a comenzar desde el primer mes de embarazo. Por ello, es importante que para su correcta formación la dieta de la madre incluya las cantidades necesarias no sólo de flúor sino también de calcio, magnesio, fósforo y vitaminas A, C y D.

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