Cerca de uno de cada cinco niños autistas usa tratamientos alternativos para ayudar con el trastorno del desarrollo neural, con mayor frecuencia una dieta especial, según encuentra un estudio reciente.
De 1,212 niños con un trastorno del espectro autista incluidos en el estudio, alrededor del 17 por ciento tenía una dieta especial. Más de la mitad llevaba una dieta sin gluten y sin caseína, lo que elimina los productos de trigo y lácteos. Otros cambios dietéticos comunes incluían la evitación de azúcares procesados y tomar probióticos, que son microorganismos que se encuentran en alimentos como el yogur, y complementos que pueden ayudar a mantener la flora intestinal.
"La gente recurre a los tratamientos complementarios y alternativos cuando considera que los tratamientos médicos convencionales no están funcionando o son demasiado costosos, o que los tratamientos complementarios y alternativos son más naturales", apuntó el Dr. Daniel Coury, director médico de la Red de Tratamiento del Autismo y profesor de pediatría y psiquiatría de la Universidad Estatal de Ohio. "Entre los niños que padecen un trastorno del espectro, vemos todo tipo de motivos".
Se informa que otros tratamientos alternativos que los padres prueban para sus hijos van desde el oxígeno hiperbárico, que conlleva cámaras presurizadas con aire rico en oxígeno que por lo general se usan para tratar a los buzos que sufren de aeroembolia, hasta la terapia de quelación, un tratamiento que elimina los metales pesados del organismo. Coury apuntó que ese tratamiento surgió de temores de que el mercurio cause autismo.
A pesar de la significativa publicidad sobre los métodos, menos de un uno por ciento de los padres los han probado, encontró el estudio. Y eso es algo bueno, dijo Coury, porque no hay pruebas de que funcionen, y cierta evidencia de que podrían ser peligrosos.
Los padres tal vez recurran a dietas especiales debido a informes de que los niños autistas son más propensos a problemas gastrointestinales (GI). Aunque estudios anteriores han obtenido resultados mixtos acerca de la prevalencia de problemas GI, un segundo estudio, que también se presentará en la reunión, encontró que los padres reportaban síntomas GI en casi la mitad de los niños.
Para ese estudio, las familias de 1,185 niños inscritos en la Red de Tratamiento del Autismo rellenaron cuestionarios sobre los síntomas GI, la conducta, el sueño y la calidad de vida.
Alrededor del 45 por ciento reportó que sus hijos tenían síntomas de GI, como el dolor abdominal, el estreñimiento y la diarrea. Los problemas eran más comunes a medida que los niños crecían, y afectaban a alrededor del nueve por ciento de los niños menores de cinco años, y el 51 por ciento de los niños a partir de los siete.
Sus síntomas eran suficientemente graves para afectar la calidad de vida, y alrededor del 70 por ciento de los niños con síntomas de GI tenían problemas de sueño, frente a treinta por ciento de los que no tenían problemas de GI, encontró el estudio.
Los niños con problemas GI también tienen más problemas conductuales, posiblemente debido a su falta de sueño, sugiere un tercer estudio de la reunión, que incluyó a 1,056 niños de la Red de Tratamiento del Autismo. Encontró una asociación entre los problemas de sueño y los problemas conductuales, que incluyen problemas emocionales y ansiedad.
El autismo es un trastorno complejo, y los padres se ven impulsados por el deseo de ayudar a sus hijos, apuntó el Dr. Paul Law, director de la Red Interactiva del Autismo del Instituto Kennedy Krieger en Baltimore. Dijo que ha visto a los padres probar cientos de tratamientos alternativos: complementos y vitaminas, acupuntura, acupresión, baños en agua destilada y varios tipos de terapia animal, entre ellos. Law apuntó que una madre había intentado con 68 métodos distintos.
Aunque no es difícil encontrar testimonios sobre la eficacia de un tratamiento u otro, la evidencia médica de que funcionan es escasa, y el efecto placebo puede ser muy potente, señaló Law.
"Hay un adagio en la medicina: mientras más se ignora cómo tratar algo, más tratamientos habrán", comentó Law, y anotó que los medicamentos pueden tratar algunos síntomas del autismo, pero ninguno trata el autismo en sí
Coury se mostró de acuerdo. "No hay buena investigación para respaldar la eficacia de la mayoría de estos tratamiento", apuntó.
Entre los tratamientos que se ha demostrado que funcionan se incluyen intervenciones conductuales y medicamentos que pueden ayudar a controlar la agresividad y otros problemas conductuales, dijo Law.
Alrededor del 27 por ciento de los niños que sufren de un trastorno del espectro autista toman al menos un medicamento para manejar su conducta, según un cuarto estudio en la reunión. El estudio encontró que los motivos más comunes para el uso de medicamentos eran la hiperactividad, las conductas repetitivas, la irritabilidad y problemas con la atención.
Entre los niños que tomaban medicamentos, casi la mitad tomaban dos o más.
El uso de medicamentos se hacía más común a medida que los niños envejecían, encontró el estudio. Alrededor del 60 por ciento de los niños a partir de los once años tomaban fármacos, frente al 44 por ciento de los niños entre los seis y los diez, once por ciento de los niños entre los tres y los cinco, y cuatro por ciento de los niños menores de tres años.
Los medicamentos más comunes eran estimulantes para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y la risperidona (Risperdal), aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los EE. UU. para tratar la irritabilidad, la agresión, las rabietas y las conductas de autolesión.
Alrededor de uno de cada 110 niños de EE. UU. tiene autismo, que se caracteriza por dificultades con las habilidades sociales, de lenguaje y de comunicación, y conductas o intereses restringidos o repetitivos.
La Red de Tratamiento del Autismo, dirigida por Autism Speaks, una organización de investigación y defensoría con sede en Nueva York, incluye catorce centros de tratamiento e investigación en los Estados Unidos y Canadá para niños que sufren de autismo y tienen entre dos y 18 años de edad.
Desde | HealthDay News/DrTango
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