Un estudio europeo reciente ha hallado que los bebés que se exponen habitualmente al aire saturado de cloro de las piscinas cubiertas están en mayor riesgo de desarrollar asma que los que lo hacen al aire libre.
"Nuestros datos sugieren que la práctica de la natación infantil en piscinas cubiertas tratadas con cloro se relaciona con cambios en las vías aéreas que, junto con otros factores, parecen predisponer a nuestros niños al desarrollo del asma y la bronquitis recurrente", escribieron investigadores belgas. También hallaron que el efecto fue más contundente en los bebés que nadaron bajo techo y que también estaban expuestos al humo del tabaco en el ambiente.
Los hallazgos aparecen en la edición de junio de Pediatrics.
Los investigadores encuestaron a 341 colegiales de Bruselas y a sus padres. Cuando el estudio comenzó, los jovencitos tenían entre 10 y 13 años. A los niños y a sus padres se les preguntó por su situación de asma, otras exposiciones en el ambiente y si habían ido a piscinas de interiores cuando eran bebés.
De los niños de ese grupo, 43 habían acudido regularmente a piscinas de interiores cuando eran bebés, según el estudio. Para ser incluidos en el grupo, los niños debían haber completado al menos 2.5 horas acumuladas de exposición a la piscina cubierta.
Se tomaron muestras de sangre de los niños para medir marcadores de salud pulmonar y se obtuvieron pruebas promedio de muestras de aire de las piscinas en las que habían estado.
Los investigadores hallaron que los niños que nadaron cuando eran bebés tenían 50 por ciento más probabilidades de informar acerca de respiración sibilante, casi cuatro veces más probabilidades de que experimentaran presión en el pecho y más del doble de riesgo de experimentar falta de aire, en comparación con los niños que no habían nadado regularmente cuando eran bebés.
El estudio también halló que la exposición al humo de segunda mano no pareció aumentar por sí sola el riesgo de asma de un niño, pero cuando se agregaba a nadar bajo techo, el riesgo de desarrollar problemas de pulmón era aún mayor.
Los autores del estudio sugieren que el riesgo podría ser mayor porque la exposición a sustancias químicas, como el cloro, podría alterar el recubrimiento de los pulmones y predisponer a los más pequeños a enfermedades de las vías aéreas.
¿Significa eso que usted nunca puede llevar a su hijo a nadar?
"Ciertamente, esto nos hace pensarlo dos veces antes de llevar a nuestros hijos a nadar si esto podría ser perjudicial para el desarrollo pulmonar", aseguró el Dr. Alan Khadavi, pediatra especialista en asma del Centro Médico de la Universidad de Nueva York en esa ciudad. "Pero el estudio es pequeño, por lo que me parece demasiado pronto para decirle a los padres que no lleven a sus hijos a nadar. Es algo que da que pensar, pero no hay relación directa por ahora".
Aunque la desinfección de piscinas con cloro es esencial para nadar con seguridad, Alfred Bernard, autor del estudio y director de investigación del Fondo nacional de investigación científica de Bélgica, aseguró que los padres y administradores de piscinas deberían ser conscientes de que los desinfectantes a base de cloro sólo se pueden usar con seguridad si sus niveles se mantienen en un rango óptimo que permita que el cloro minimice los efectos sin aumentar el riesgo de toxicidad.
"Si los niveles son demasiado bajos, pueden aumentar los riesgos de infección, pero si son muy altos, pueden aumentar los riesgos de toxicidad. Por eso la higiene es importante, así como el control cuidadoso del pH del agua para minimizar la cantidad de cloro necesaria para la desinfección. El cloro no debería reemplazar la filtración del agua y la higiene para lograr agua cristalina y azul. El cloro sólo debe usarse como desinfectante y no como agente limpiador", recomendó Bernard.
"Si [la natación] es una actividad regular, sólo puede recomendarle a los padres que no lleven a sus bebés a piscinas mal administradas en las que el agua y el aire contienen niveles excesivos de cloro. Esas piscinas se pueden identificar por el fuerte olor a cloro del aire o en la superficie, o por efectos irritantes en el tracto respiratorio superior que se puede sentir después de nadar. Si se trata de [su] propia piscina, los padres deben evitar exagerar con el cloro en el agua", agregó.
"Es importante tener en cuenta que los estudios sobre la seguridad de estas sustancias químicas para los niños pequeños sólo han comenzado recientemente. Por eso, otra actitud precavida para con los bebés es no dejarlos mucho tiempo en el agua", recomendó Bernard.
También recomendó que los niños no naden más de 20 minutos y que los padres deberían disuadir a los niños pequeños y a los bebés de tomar agua de la piscina.
Desde | Health Library
No hay comentarios:
Publicar un comentario