viernes, 10 de febrero de 2006

Tu Pequeño Hace Berrinches?

Desde hace un tiempo, no soporta que le digan que “No”, rechaza cualquier objeción, y cuando quiere algo, tiene que conseguirlo de inmediato porque si no lo hace, se pone hecho una verdadera furia.
Esto indica el inicio de una etapa de berrinches y caprichos, que derivan en una crisis de rabia, a menudo difíciles de tratar y de calmar. Sin embargo, existe una manera de tranquilizar al pequeño y sobrevivir a estos berrinches y reacciones excesivas.

El primer paso: Comprenderlo

A veces no resulta fácil ni siquiera para un adulto controlar los nervios frente a una contrariedad o después de una profunda desilusión. ¿Cuántas veces nos habría gustado dar un portazo, gritar e incluso romper a llorar cuando las cosas no salen como queremos? quizá muchas. Es útil recordarlo para comprender mejor cuál es el estado de ánimo que desencadena la rabia de tu hijo.
Debes pensar que un niño pequeño todavía no ha adquirido los instrumentos necesarios para manejar una desilusión, un rechazo o la falta momentánea de mamá. Para dominar esta habilidad, necesita tiempo.
Por lo regular es después de los seis años en que se dice que un niño aprende a aceptar con más calma las imposiciones, así como a controlar mejor las emociones negativas que éstas provocan.

Segundo paso: Firmeza

Tranquilidad, tesón y profunda convicción de hacer lo correcto, son las palabras clave para los padres. Funcionará cada vez que el niño se enfurece y se rebela con berrinches hacia una norma.
Todos los niños poseen una “antena” muy especial con la que son capaces de captar con claridad si sus padres están convencidos de lo que están haciendo, de si su postura es firme o por el contrario vacilan al no estar seguros de su negativa, o porque se ven desorientados ante el berrinche.
Ante un padre o madre firme y seguro, el niño suele calmar rápidamente, se composta un tanto desconcertado por el hecho de que su reacción no impresiona en lo más mínimo a mamá y a papá. Si por el contrario es un padre o madre inseguro, el berrinche se prolonga hasta que el pequeño se sale con la suya.

Tercer paso: No asustarse

En el transcurso de una crisis violenta de llanto, el niño se puede quedar unos segundos en apnea. Si se da este caso denominado “espasmo de llanto”, su rostro puede adquirir una tonalidad azulada, debido a la reducción temporal de oxígeno en el cerebro.
Solo en casos muy raros, el fenómeno puede ir acompañado de leves espasmos musculares, es decir, de movimientos repentinos e involuntarios del cuerpo y de las extremidades, que también se deben a la carencia de oxígeno. Los episodios de apnea, comunes sobre todo en niños muy inquietos, no deben suscitar preocupación, ya que desaparecen en pocos segundos de forma espontánea. Puedes interrumpir la apnea, soplando repentinamente en la cara o dentro de la boca
En estos casos, es conveniente tranquilizar al pequeño acariciándolo y hablándole con dulzura y mucho amor.

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