domingo, 24 de diciembre de 2006

Gatear es explorar

Antes de que el niño camine, el gateo le permite conocer el mundo que lo rodea. De ahí su relación con sus futuras habilidades motoras y cognitivas.

En Kampala, una pequeña aldea de Uganda, las madres tienen como regla general mimar y mecer a sus pequeños hijos durante diez horas al día. Resultado: niños que aprenden a sentarse solos a los cuatro meses, gatean mucho antes de la edad promedio en el resto del planeta y logran caminar totalmente erguidos a partir del séptimo mes.
Aunque nadie pretende que sus hijos rompan un récord de movilidad, los padres sí deben procurar que desarrollen las habilidades que les permiten explorar el mundo exterior. En esta entrevista, la kinesióloga Cristina Castro explica de qué manera el movimiento incide en su desarrollo intelectual y motor.

¿Por qué hay niños que gatean y otros que no?
Principalmente porque no todos los niños se desarrollan igual. Normalmente se sientan a los seis meses, empiezan a gatear a los ocho y a caminar al año. Pero hay niños que por otras razones tales como sobrepeso, bajo tono muscular, genética familiar o menor estimulación ambiental (no son puestos boca abajo para jugar), no desarrollan el suficiente control postural para llegar por sí solos a colocarse en cuatro pies, y por lo tanto retrasan la posibilidad de desplazarse en esta posición. El paso previo a gatear es el arrastre. Si un niño no gatea, tal vez pueda arrastrarse e incorporarse a la posición de pie, para luego caminar. Incluso hay casos en que los niños gatean después de haber aprendido a caminar.

O sea, el gateo dejó de ser el paso previo a la marcha...
Claro. Uno espera esa secuencia, pero más importante que eso es procurar su desarrollo de otra manera. Antiguamente se pensaba que sin el gateo un niño no iba a caminar ni menos tener un buen desarrollo cognitivo. Hoy eso está absolutamente descartado. El objetivo es la marcha, no el gateo, porque es la forma en que mejor se puede integrar al medio.

Se ha hablado mucho de sus beneficios para el desarrollo intelectual. Incluso que su ausencia podría ser causa de un déficit atencional...
Te diría que en la medida en que el niño aprenda a explorar el medio, independiente de la manera que lo logre (sentado, de guatita, arrastrándose), va a desarrollarse bien intelectualmente. En relación al déficit atencional, actualmente se plantea que se debería más bien a una falta de capacidad para responder adecuadamente a los estímulos del medio. Un niño con una adecuada capacidad de exploración puede familiarizarse con mayor cantidad de estímulos en relación a otro que no es tan hábil.

¿Qué beneficios concretos tiene el gateo?
La importancia del gateo es que es una etapa de exploración. Es lo que permite a un niño conocer el medio, los conceptos de espacio (cerca-lejos, arriba-abajo, grande-chico), los límites físicos, la velocidad. Permite además formar los arcos de la mano (lo que en el futuro permitirá el uso de la pinza fina), favorece la disociación de movimientos en el tronco, lo que posteriormente será utilizado al caminar. Les da seguridad y confianza en sus posibilidades de exploración.

¿Qué papel juegan los papás?
Resulta básico el ojo clínico de los papás, aunque sean primerizos. Que sean capaces de entregar mucho cariño en forma espontánea, lo que implica mecerlos, acurrucarlos, hablarles con cariño, etc. Todo esto les ayudará a lograr una mayor estabilidad emocional, la que a su vez repercutirá en una estabilidad sensorial y motriz. Paulatinamente los padres pueden incrementar el desafío sobre las capacidades de sus hijos cambiándolos de posición, motivándolos a moverse y a explorar, alejándoles los juguetes para que se desplacen a buscarlos. Ya más grandes pueden armar laberintos con los mismos objetos y muebles de la casa, para que aprendan a moverse en espacios con límites y desarrollen este concepto.

Es decir, darles alternativas al gateo...
Claro, procurar el desarrollo de muchas formas diferentes. Hacerlo girar en el suelo, sentarlo apoyado con cojines para estimular el equilibrio y fortalecimiento del tronco. Ponerlo mucho boca abajo, porque le permite apoyarse sobre sus manos y brazos y favorece el arrastre.

¿Es recomendable el andador?
Personalmente no lo recomiendo porque en él el niño aprende a caminar sin soportar adecuadamente el peso de su cuerpo sobre las caderas, lo que favorece un inadecuado desarrollo de sus piernas y arcos plantares. Esto a la larga se ve reflejado en una marcha independiente más retrasada y con ajustes posturales inadecuados.

¿Qué hacer?
Es mejor que los papás recurran a su gran paciencia y los asistan tomándolos de las manos, colocándolos apoyados en el borde de la cama o del sofá para que el niño aprenda a caminar de lado afirmándose en los muebles. O dejarlos en lugares más protegidos como corrales con superficies acolchadas donde aprenderán a caminar de lado y afirmarse para pararse.


Por un gateo seguro

>Ponga a disposición de su hijo un espacio amplio para moverse. Despeje una pieza de su casa, porque sólo así él encontrará los estímulos que le permitirán desplazarse con total libertad en el suelo.
> No le ponga zapatos que dificulten el proceso. Sí puede usar zapatillas o calcetines antideslizantes.
> Cuidado con todo lo que sobresalga o cuelgue de los muebles. Un tirón de un cable podría provocar un accidente.
> Cierre las “puertas prohibidas”, como los accesos a los baños y cocina.
> Proteja las rodillas de su hijo con pantalones reforzados.

Desde | Hacerfamilia.net

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