Mas allá del hambre, todos sabemos que el bebé necesita succionar para satisfacer un instinto básico. Sin embargo, poco a poco esa necesidad imperiosa de chupar va desapareciendo y con ella, se acercan una serie de despedidas: el pecho, el chupete y por ultimo, el biberón. Aquí te decimos cuándo llegó el momento de decirle adiós al chupón.
¿Está listo para el cambio?
Alrededor de los doce meses, el bebe ya es capaz de tomar líquidos en vaso. Al principio, necesitará una mano entrenada que se lo sostenga y que lo ayude a regular la cantidad de líquido a tomar, pero poco a poco, irá cobrando la independencia necesaria para tomar por sí solo.
En poco tiempo, también logrará regular los movimientos de los labios para no atragantarse por el exceso de líquido que pueda sentir en un principio al tomar de un vaso y mejorará su coordinación psicomotora. Cuando logra esto, ya estará listo para decirle chau al chupón.
Una excelente opción y un paso intermedio al vaso son los vasitos plásticos con pico pequeño y sistema antiderrame, que tienen asas apropiadas para el bebé y una válvula de siliconas que se activa solo cuando el niño succiona.
Ahora que sabemos que está listo para dejar el biberón, es importante prestarle atención al por qué muchos niños se resisten al cambio. “ La mamadera al igual que el chupete es una prolongación de la madre, si le dio el pecho es una prolongación del pecho, si no fue así, significó desde el nacimiento, el primer contacto que tuvo con el exterior. Por eso, dejar el biberón es conectarse con el exterior y crecer mas allá de su relación de dependencia y simbiosis con su madre” explica la psicóloga María Roitman.
Sin embargo, muchas veces los padres no facilitan el dejar el biberón porque "inconscientemente no quieren que sus hijos crezcan y se independicen y sin darse cuenta obstaculizan dejar la mamadera, por ejemplo dándole jugo en vaso pero manteniendo el ritual de la leche en biberón que es una forma de mantener esa unión entrañable", explica la experta
Así como hay niños que andan de acá para allá con su osito favorito o con su mantita, el biberón también es fuente de confort emocional y gratificación. Sin embargo, a diferencia del osito, el uso prolongado del biberón puede ser dañino para la salud del pequeño si se extiende mucho mas allá del primer año de vida.
“La naturaleza es sabia, por algo ya tienen dientes y eso es para comer y abastecerse a través de alimentos sólidos y diferenciar los sólidos de líquidos a través de tomar en vaso”, agrega Roitman.
A nivel médico, la consecuencia más seria que produce el uso prolongado del biberón es el daño que produce a los dientes de los bebés, no solo los dientes que ya salieron sino también a los que están por venir.
“La boca acostumbrada al biberón puede llevar a la pérdida de dientes, a un pobre desarrollo de la zona y hasta puede llegar a interferir en los hábitos alimentarios del bebé”, advierten los pediatras Einsenberg, Murkoff y Hathaway en su libro “Qué se puede esperar durante el primer año de vida”.
Otro problema que puede traer el exceso de biberón tiene que ver con los oídos. Numerosas investigaciones han demostrado que los bebés que toman biberón durante un tiempo prolongado tienden a sufrir más infecciones de oídos en su infancia.
Además, los líquidos que toma en el biberón atentan contra los buenos hábitos alimenticios (porque le quitan el hambre) y contra su instinto explorador (el bebé que anda de acá para allá con su chupón a cuestas tiene la boca y al menos una mano ocupada así en forma permanente).
Al igual que el destete, dejar el biberón (hecho al que muchos consideran un segundo destete), debe ser un proceso paulatino.
Ayudarlo a desprenderse del biberón no significa que esta desaparezca bruscamente. Para el niño es un objeto querido, ¿cómo explicar que sus padres se descuidaron y otro “bebé más chiquito se la llevó” o que “papá y mamá la arrojaron a la basura”?
La clave está en observarlos, escucharlos y esforzarse por entenderlos. Cuando el bebé succiona la tetina se actualizan sensaciones y vivencias gratificantes. Es común verlos en la cama, somnolientos pero sin poder dormirse hasta que llega el biberón y caen rendido en los brazos de Morfeo.
Lo importante es que el niño sienta que cuenta con el apoyo de sus padres en esta transición y que ellos están convencidos de que este desprendimiento es algo positivo en sus vidas.
Estos son algunos consejos para ayudar a tu hijo a dejar el biberón:
- Ofrécele el chupón dos veces por día, lejos de las comidas principales.
- Llena la mamadera con agua y no con jugos o leche.
- No le permitas deambular por toda la casa con el biberón a cuestas. Insiste en que la tome sentado en tu falda.
- Cuando termine de tomar, guárdalo en la refrigeradora para que la utilice después. Esto eventualmente lo cansará y optará por abandonarla.
- Prepárate para un poco de llanto. Es normal que el niño proteste por los cambios. Los berrinches no durarán para siempre.
Si bien es un signo de crecimiento, dejar la mamadera es todo un trabajo para nuestro pequeño, tanto físico como emocional. Es responsabilidad de los padres el acompañarlo y ayudarlo a realizar este cambio de la mejor manera posible, sin olvidar que el niño está despidiendo a un verdadero amigo.
www.univision.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario