La melancolía del post parto generalmente se nos atribuye a las mujeres y se considera como una reacción temporal a los cambios hormonales tras el parto. Pero las hormonas son apenas un aspecto de la cuestión y las mamás no somos las únicas en padecer la depresión post parto. Los papás, también pueden sufrirla.
Mientras a nosotras esta depresión nos suele sobrevenir en la primer semana posterior al alumbramiento, algunos padres pueden vivirla junto con las mamás, unos meses más tarde y otros, por supuesto, nunca tenerla. ¿Quiénes son los más propensos a padecerla? Se ha comprobado que los padres resistentes a los cambios o los totalmente desinformados son los más proclives a caer en un proceso ansioso depresivo.
De hombre a papá
Solías ser un adulto competente. Llevabas una vida ordenada, y de repente, tu ritmo se alteró totalmente. De pronto el bebé maneja sus vidas decidido a exigirles atención constante y contínua. No te alteres, esta maratón de cuidados no será eterna.
No hay recetas mágicas que se adapten a esta nueva situación. Pero nos atrevemos a sugerirte algunas pautas generales con el fin de ayudarte a buscar la mejor actitud para cada situación y así recuperar, de una u otra forma, tus antiguos hábitos. Si añorás las salidas, SALI, el único cambio que notarás es que ahora tu mujer y vos no podrán darse el lujo de hacerlo repentinamente. Deberán planear las salidas con cierta anticipación para dejar al bebé sin remordimientos a cargo de alguien responsable.
Si tu problema, en lugar de remordimiento es la aprensión, de poco servirá que salgan solos. Si creés que se levantarán de la mesa de un restaurante cada diez minutos para llamar por teléfono y averiguar como está el bebé, jamás podrán pasarla bien fuera de casa. Quizás lo mejor es que se queden, inviten amigos y vigilen al bebé personalmente. De todos modos, las cosas cambiarán mucho el día que descubran que su hijo es capaz de sobrevivir durante su ausencia.
¿Extrañás la tranquilidad de tu casa? ¿Las cenas a media luz, el tiempo de charla que antes tenías con tu mujer y ahora parece estar totalmente sumergida en atender al bebé? Colaborar con los cuidados de tu bebé, sobre todo en los primeros meses, te permitirá seguir disfrutando de esa intimidad que tanto añorás.
Además, buscar el espacio propio perdido es una manera de compartir una mutua preocupación y sobrellevarla juntos. Por otra parte, una vez que el bebé fue bañado, cambiado y puesto a dormir, ¿quién dijo que no se puede servir una romántica comida a la luz de las velas? Es importante que también sigas cultivando tus pasatiempos, lecturas o actividades deportivas.
Abandono, celos y soledad
¿Sentís que desde que llegó el bebé tu mujer no te quiere tanto? Los celos, ese temor de que "otro" se está robando ese cariño que antes te correspondía sólo a vos suele estar dentro de la gama de sentimientos de esa naturaleza, ya que, si bien no somos responsables por lo que sentimos, sí lo somos de nuestras reacciones derivadas de esos sentimientos.
En este punto, hacele una llamada de atención a tu mujer. No permitas que haga oídos sordos a tus sentimientos. Ayudala a darse cuenta de ciertas actitudes incorrectas que adoptamos. Por ejemplo, algunas mujeres centran su validación personal y su autoestima en el bebé. Estas no permiten que nadie interfiera en ese vínculo que tanto les retribuye. Como resultado, estas mamás monopolizan la crianza del hijo, y provocan aún más celos en sus maridos que, probablemente se sientan abandonados y menospreciados.
Si este fuera tu caso es esencial que tu mujer tome conciencia que sólo tu presencia hará posible reubicar los lazos familiares, poniendo fin al nocivo y excluyente enamoramiento madre/ hijo.
¿Te sentís dejado de lado? ¿Percibís que estás distanciado de tu mujer, desconectado de tu hijo y que además, este pequeño agrava la situación de monopolizar toda la atención? Podrías estar en lo cierto. Algunas jóvenes mamás padecen una leve pérdida de conciencia de todo lo que las rodea, a excepción de su hijo. En este tema, nuevamente, la información y el conocimiento objetivo son de suma importancia. Tanto la madre como el padre deben estar preparados para paliar este pequeño inconveniente. Con respecto a la madre, es natural que ella atienda, cuide y se preocupe por su bebé el tiempo necesario, pero no más.
En lo que te atañe, intentá actuar lo más maduramente que puedas y esperá el retorno de tu mujer. Una vez que se sienta más segura y menos ansiosa con el bebé, volverá a reencontrarse con vos. Mientras tanto, tené paciencia y procurá evitar enojos o resentimientos que no aportarán nada positivo a la situación. Lo importante es que reconozcas el sentimiento y lo instrumentes para que dejes de sentirte abandonado y comiences a disfrutar de tu hijo junto a tu mujer.
Ahora somos pareja
Aquella idílica luna de miel ha quedado atrás, en el recuerdo. Esa relación de dos ya no es posible. Ahora hay un bebé en la casa. Después de todo, se han convertido en una familia. Se han transformado en una pareja de padres. Y este es quizás el concepto clave, porque matrimonio y familia no son la misma cosa. De hecho, son bien diferentes. Y aunque el bebé absorba más tiempo del que suponías ceder, es importante que no te abstengas de cuidar y mimar tu relación de pareja. Su identidad como pareja no debe desaparecer. Sólo hay que reacomodarse a la nueva situación.
Como papá debés componer una nueva imagen para vos y tu mujer. Agregarle a la figura de compañeros y amantes, la de padres. Intentar entre ambos conciliar la ambivalencia entre padres dedicados y pareja en la que deben trabajar diariamente para enriquecerla.
Arriba los animos
Nadie niega que vivir con su reciente bebé es como pasar por una revolución, lo nuevo y lo viejo se funden en una unión de la familia. Durante los primeros meses quizás resulte difícil ver las cosas con calma. El necesario reajuste sólo vendrá con el tiempo y con la activa participación en el asunto. Precisamente a través del contacto que tengas con tu hijo y con tu mujer, descubrirás el nuevo significado de tu actual vida. Esta realidad hay que reconocerla, expresarla y compartirla para allanar el camino durante la transición.
Recordá que así como se pierden algunas cosas al formar una familia, las que se ganan serán tan gratificantes que la crisis del post parto, si es que te ha tocado vivirla, se esfumará raudamente de tu memoria.
Desde | Mam's and Baby's
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