Para todas las embarazadas, el término contracción se asocia con parto inminente y muchas muestran temor ante el dolor que sufrirán o cierto desasosiego ante la posible eventualidad de no reconocer la presencia de las contracciones y no ser plenamente conscientes de que se avecina el gran momento.
No hay que alarmarse, las contracciones son parte del proceso de gestación y expulsión y cuando se presenten en el momento clave toda mujer va a ser conciente de ellas.
¿Por qué duelen?
Cuando el útero se contrae se cierra como un puño y tiende a expulsar toda la sangre que hay en sus fibras musculares, que son exprimidas.
La falta de sangre produce falta de oxígeno en el músculo y eso es lo que determina el dolor. Cuando la contracción termina el músculo de expande y vuelve a recibir el riego sanguíneo, se oxigena y cesa el dolor.
Hay contracciones inofensivas...
Un útero en gestación está siempre en actividad. Es decir, se contrae a lo largo de todo el embarazo. Así pues, podemos señalar dos tipos de contracciones. Hay unas generalmente inofensivas que se producen a lo largo de toda la gestación y hay otras que determinan el fin del embarazo y el comienzo del parto. Veamos sus características.
El bebé se mueve constantemente en el útero y genera leves contracciones en puntos muy precisos del útero. La madre las siente casi siempre después de movimientos muy concretos del bebé y cesan cuando éste se relaja. Hay otras contracciones, de estas que llamamos inofensivas, producidas por problemas de congestión abdominal, gases, vejiga llena, o cuando se cambia de posición al levantarse de la cama, que suelen iniciarse en un punto concreto y luego se extienden a todo el útero. A partir del sexto mes de embarazo el útero empieza a prepararse para los esfuerzos que debe realizar en el momento del parto.
Es como una especie de entrenamiento para ese momento en el que debe estar a pleno rendimiento durante un periodo de tiempo amplio. Por eso, sin causa directa que lo justifique, se producen contracciones que afectan a todo el útero y que se van extendiendo desde el fondo de útero hasta la zona vaginal.
Tienen una duración de medio minuto como máximo y no son especialmente dolorosas, aunque la madre las siente perfectamente. Técnicamente se las conoce como contracciones de Brazton Hicks y son un referente de que el útero está funcionando bien y que se autoprepara para el momento del parto.
...Y contracciones importantes, las del parto
Las verdaderas contracciones, las que determinan el proceso del parto, son bien diferentes a estas que hemos comentado. Su característica esencial es que son regulares y rítmicas. Y duelen.
Su presencia es paulatina en el tiempo y la intensidad. Primero se muestran aproximadamente cada 15 minutos con dolor moderado y aumentan su cadencia hasta presentarse de forma muy regular cada dos o tres minutos con una duración en torno al minuto y medio, con dolor fuerte.
Desde luego, no pasan desapercibidas. Si hay contracciones regulares, estamos ante un proceso de parto inminente y los acontecimientos seguirán su curso natural si nos encontramos en fechas próximas al final de la gestación.
Pero puede que aún quede tiempo para el final normal de la gestación y si se presentan estas contracciones con cadencia regular, hay que acudir a un centro médico, pues sea el mes que sea, hay riesgo evidente de parto.
Desde | Terra Mujer
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