Según sus datos, que se publican en la revista 'The Journal of Allergy and Clinical Immunology', las personas que evitan los cacahuetes en su niñez tienen un riesgo 10 veces mayor de desarrollar una alergia que aquellos que los consumen habitualmente desde su infancia.
Preocupados por las causas de este incremento en el número de alérgicos, los autores de este trabajo -un equipo de investigadores británicos, estadounidenses e israelíes- decidieron medir la incidencia de este trastorno en dos grupos genéticamente similares, pero con hábitos alimenticios diferentes.
Así, los investigadores analizaron la prevalencia de la alergia al cacahuete en una muestra de 8.600 niños de origen judío, pero residentes en Reino Unido o Israel.
Además, a través de un cuestionario realizado a madres de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los 24 meses, estos científicos también evaluaron la cantidad de frutos secos consumidos habitualmente y a qué edad comenzaban a tomarlos, entre otras variables.
¿Recomendaciones erróneas?
Los resultados de su trabajo indican que la prevalencia de la alergia era mucho mayor en el Reino Unido. "Y la diferencia en la dieta más significativa que observamos fue la edad de introducción de los cacahuetes", señalan los autores en su trabajo.
Según explican, a los nueve meses, el 69% de los niños israelíes ya tomaba este fruto seco, mientras que, a la misma edad, sólo lo hacía el 10% de los británicos.
En los primeros años de vida, el consumo de cacahuetes también era más habitual y en mayores cantidades entre los niños israelíes.
"Esto hace que surja la pregunta de si este consumo temprano y frecuente de cacahuetes durante la infancia podría prevenir el desarrollo de una alergia a este fruto seco a través de una inducción a la tolerancia", remarcan los investigadores.
"Paradójicamente, las actuales recomendaciones en Reino Unido y Australia [de no consumir estos productos] podrían estar promoviendo el inicio de la alergia, lo que explicaría el incremento continuado en el número de alérgicos observado en estos países", sugieren estos científicos, quienes, pese a todo, remarcan que son necesarios más estudios que ratifiquen sus resultados antes de sacar conclusiones definitivas.
Desde | El Mundo
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