viernes, 20 de marzo de 2009

El dolor quedó atrás


Está comprobado que en los últimos años, las mujeres que dan a luz por vía normal, prefieren cada vez más utilizar la inyección epidural vertebral, para evitar el dolor.

Durante mucho tiempo, muchas madres se negaban a usarla, pues creían que atentaba contra el proceso natural del parto, y que si había dolor, era necesario sentirlo. Pero las partidarias de estas teorías extremistas han ido disminuyendo, ya que si hay una forma de evitar el dolor, ¿por qué exponerse a él?

Las ventajas de la epidural no terminan ahí. Además de quitar el dolor, las nuevas mamás pueden levantarse en poco tiempo.

Los que han estado en contra de este alivio, piensan que sin el uso de tal inyección, la mujer tiene menos propensión a la depresión posparto, los bebés son más atentos y más sanos y la madre está más segura de sus nuevos sentimientos. Además, les parece que esta solución es artificial y, como el parto es tan importante, debe ser totalmente natural, como Dios lo planeó.

Pero no hay que ser tan extremistas. Pensemos entonces: ¿dónde queda la cesárea?, ¿esa solución para las mujeres que presentan condiciones no aptas para el parto? Si nos apegáramos a esta creencia, entonces tampoco debería permitirse la transfusión de sangre, pues no es natural.

Sin embargo, es cierto que según estudios hechos en diferentes universidades, como Harvard, las mujeres que optan por la epidural están expuestas 5 veces más a tener fiebre durante el parto, lo que aumenta la tendencia en el bebé a sufrir infecciones sanguíneas, y hace que el parto sea más largo.

La naturaleza contra la ciencia. La decisión es tuya. O te expones al fuerte dolor del parto o lo evitas. Pero recuerda poner en una balanza las repercusiones de uno u otro procedimiento.

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