* El abuso cambia la expresión de un gen relevante que controla la respuesta al estrés
* El trabajo señala las razones genéticas que elevan el riesgo de suicidio
La mayoría de los mortales ha oído alguna vez que los factores genéticos juegan un papel fundamental en el desarollo de enfermedades neuropsiquiátricas, como la esquizofrenia o el autismo. Sin embargo, en contadas ocasiones habrán escuchado que existen factores psicosociales capaces de 'modificar' el genoma humano.
Investigadores canadienses acaban de publicar un trabajo que constata esta realidad al demostrar por primera vez que las personas que acaban cometiendo suicidio y que han sido víctimas de malos tratos en la infancia presentan a largo plazo cambios en la expresión de un gen, el NR3C1.
Patrick O McGoman, del Instituto de Salud Mental de Canadá y autor principal de la investigación, ha llevado a cabo la investigación con muestras cerebrales del hipocampo de 12 víctimas de suicidio que no tenían historial de malos tratos en la infancia y de otras 12 que, por el contrario, sí habían sufrido abusos y que también se quitaron la vida. Asimismo, se analizó tejido de otras tantas personas fallecidas por accidentes o de forma súbita, libres de abusos y que ejercieron de grupo control.
"Los estudios en modelos animales de ratas y de primates han constatado que los cuidados maternales influyen en el eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal(HPA, sus siglas en inglés) a través de la programación epigenética de la expresión de los receptores glucocorticoideos [hormonas que regulan el metabolismo y la resistencia al estrés]. En humanos, la vivencia de abusos en la niñez altera este eje HPA y se relaciona con un aumento del riesgo de múltiples formas de psicopatología. De hecho, hay evidencias de que la disminución en el hipocampo de la expresión genética de dichos receptores se asocia al suicidio, la esquizofrenia y los trastornos del ánimo", determinan los autores en la última edición del 'Nature Neuroscience'.
Concretamente, los científicos examinaron cómo se expresa el gen NR3C1 que codifica el receptor de glucocorticoides. "Se conoce muy bien la importancia que tiene este gen, localizado en el cromosoma 5, en los mecanismos que controlan la respuesta al estrés", comenta Rafael Tabares, de la Unidad Docente de Psiquiatría y Psicología Médica, del departamento de Medicina en la Universidad de Valencia.
Para Celso Arango, jefe de la Unidad del Adolescentes del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área de Salud Mental (CIBERSAM), "el estudio pone de manifiesto algo constatado en ensayos con animales, la importancia de la vinculación y de las relaciones de los progenitores con el niño durante su desarrollo, no sólo en relación con aspectos psicológicos sino en el desarrollo del sistema endocrino y la respuesta hormonal al estrés. Así, el maltrato condicionaría alteraciones en el desarrollo del eje-hipotálamo- hipofisario y la expresión de receptores glucocorticoideos que a su vez aumentarían el riesgo de padecer trastornos mentales por una mala adaptación a factores estresantes".
Desde el punto de vista científico, "este tipo de hallazgo puede encaminar las investigaciones para tratar de modificar la expresión de este gen con el fin de modificar así las conductas suicidas", recuerda el profesor Tabares.
Los investigadores canadienses puntualizan, además, "que los datos sugieren que la transmisión de padres a hijos de la vulnerabilidad a sufrir depresión puede ocurrir en parte por la modificación epigenética de las regiones genómicas que están implicadas en la regulación de la respuesta al estrés".
Desde | El Mundo
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