Estimado amigo:
Nos dirigimos a usted por su importante labor como líder de opinión. Somos padres, familiares y amigos de personas con autismo. Convivimos con ellas, vemos cómo avanzan con una intervención especializada y de qué forma se preparan para ser uno más en este mundo donde hay cabida para la diversidad.
Sin embargo, se difunden con demasiada frecuencia informaciones y mitos que nada tienen que ver con el autimo. E incluso se está poniendo de moda recurrir a la palabra “autismo” para descalificar. La oímos como insulto en las discusiones acaloradas entre políticos, la leemos en la prensa cuando quieren criticar a alguien, la soportamos en pancartas de manifestaciones contra dirigentes… Es una pena que autismo vaya asociado a connotaciones negativas y su uso “metafórico” también.
Las personas con autismo sienten y saben demostrarlo. Si se conociera su realidad, la sonrisa de los niños al recibir un regalo o jugar con otros, su satisfacción cuando han aprendido algo nuevo, cómo intentan por todos los medios comunicarse y los esfuerzos que realizan para aprender las reglas sociales, a nadie se le ocurriría más que asociar autismo con “superación”, “esfuerzo”, “nobleza”, “cariño” o “sensibilidad”.
La prevalencia del autismo hoy en día es lo suficientemente significativa como para promover acciones de información y sensibilización, con afirmaciones que se apoyen en evidencias científicas y ajustadas a la realidad. Según el Instituto de Salud Carlos III, uno de cada 250 niños presenta algún trastorno dentro del espectro, hay más de 200.000 afectados en España y 67 millones en todo el mundo.
Por esta razón, celebramos cualquier intento de comprensión del autismo desde los medios de comunicación. No es una enfermedad, sino un conjunto de disfunciones neurológicas con manifestaciones conductuales que se detectan ya en los primeros años de vida con deficiencias en la comunicación, en la interacción social y la aparición de intereses restringidos, repetitivos y estereotipados.
Hoy en día, los avances se producen siempre y, muchas veces, a pasos de gigante. Con una estimulación adecuada, cuanto más intensa mejor, evolucionan hacia metas impensables hace unos años. Por eso, deberíamos luchar todos juntos para favorecer la inclusión.
No queremos robarle más tiempo, pero sí proponerle que nos ayude a acabar con los prejuicios, los mitos o los usos peyorativos que a nosotros nos duelen, además de ser un obstáculo terrible para los afectados y su inclusión. Estamos a su disposición si desea informarse o escribir sobre el autismo.
Un cordial saludo,
Anabel Cornago, madre de un niño con autismo y licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, Dra. Ana Luengo, madre de dos niños, uno con autismo, y profesora de Literatura en la Universidad de Bremen, Asociación Proyecto Autismo
2 comentarios:
Muchísimas gracias por vuestra solidaridad.
Abrazos desde Hamburgo.
Son los estereotipos y prejucios de la gente que desconoce esa realidad.
He trabajado como integradora social con personas con autismo y he aprendido mucho de ellos. Su inteligencia es diferente pero su amor es abundante. Admirable el esfuerzo de algunos centros y asociaciones para la integración en todos los aspectos.
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