Este proceso tan vital como fisiológico puede representar una situación de angustia. El inicio de la lactancia puede presentarse como un nuevo desafío.
Cuando lo recibiste, cuando tu piel tomó contacto con la tuya, cuando sus ojos buscaron los tuyos por primera vez y finalmente cuando su boca se abalanzó sobre tu pecho, sentiste el amor y comprendiste qué quería decir aquello del instinto. Y sobre todo lo mágico que resulta que tu cuerpo, el mismo que lo había albergado durante nueve meses, pudiera ahora generar el alimento que necesita para crecer, continuar con su nutrición de un modo tan próximo como cuando latía dentro tuyo.
Muchas veces habrás escuchado eso de que la lactancia no sólo es beneficiosa para su salud, sino que también es el momento de mayor placer para tu bebé y el que comienza a desarrollar la seguridad que requerirá en su vida independiente.
El momento previo
Pero, ¿cómo comienza todo? “Enseguida del parto”, asegura Silvina Monzón, puericultora del Hospital Fernández, “la recomendación es que dentro de lo posible y en condiciones normales, de parto vaginal, el bebé sea puesto inmediatamente en sala de partos, ya que ambos lo necesitan. El bebé durante la primera hora de vida está en un estado de gran alerta para succionar y a la mamá le ayudará para la expulsión de la placenta, entre alguno de los beneficios”. Ése será, entonces, el primer momento de conexión total con el universo.
Pero entonces vas a notar que tu cuerpo no segrega leche sino un líquido amarillento denominado calostro. El mismo está compuesto por sustancias inmunológicas, leucocitos, agua, proteínas, grasas y carbohidratos, lo que lo convierten en una sustancia lo suficientemente nutritiva como para satisfacer a tu bebé. Sobre este punto, Monzón explica: “Lamentablemente, poco se habla del calostro, sin embargo, es lo primero que recibe el bebé del pecho. Tiene bajo contenido de grasas y carbohidratos y, en cambio, un alto porcentaje de proteínas. Es especial para el bebé ya que es fácilmente digerible, pero hay que tener en cuenta que una de la característica más importante es el contenido de IgA, inmunoglobulina secretora A, que protege la salud del bebé. Es como decir, la primera vacuna natural que recibe ya que se ha comprobado que la IgA estimula el desarrollo inmunológico del bebé que, además, tiene un efecto a largo plazo contra las enfermedades”.
Entonces, como el calostro es tan importante para el desarrollo de tu hijo –nada más ni nada menos que la etapa previa de lo que será su nutrición– es importante también que tengas en cuenta que “durante la presencia de calostro el bebé necesita alimentarse cada hora u hora y media, para generar una rutina. También para estimular las mamas y además, porque en este período, si a las mamás le decimos que lo alimenten a demanda, muchas veces ocurre que el bebé puede pasar sin alimentarse varias horas, y eso no es conveniente”.
Cuestión de tiempos
Lo más típico es que esta instancia de la lactancia, la del calostro, dure alrededor de dos días y, a veces, aún antes que eso. Claro que también hay mujeres a las que la bajada de la leche les demora entre cinco días y una semana: tranquila y confiá en tu cuerpo que es lo suficientemente sabio como para marcar lo tiempos. Recordá que, como siempre, la ansiedad sólo te conduce a la angustia y si hay algo que vos y tu bebé necesitan y merecen después de tan ardua tarea como es el parto es un reconfortante y extenso período de quietud y paz. “La bajada de leche por lo general se da en la casa. Un ambiente sereno y armonioso es lo ideal, ya que de esto depende no sólo la bajada de leche sino también como será el amamantamiento. Pero hay que tener en cuenta que, por lo general, la mamá se despierta en determinado momento y ve que sus mamas están muy congestionadas”. Es así, entonces, como te vas a dar cuenta de que tu cuerpo ya está listo. Como por arte de magia los pechos se inflaman y podés sentir algunas molestias.
Para alivianar esos síntomas, Monzón recomienda “en lugar de usar sacaleches que es algo que muchas mamás hacen para estimular la bajada, que es preferible masajear las mamas y poner cada dos horas al bebé al pecho. Pero sobretodo relajarse y no desesperar ya que la ansiedad es la peor de las compañías y no ayuda en este proceso”. Por otro lado –porque a veces la congestión mamaria llega a ser dolorosa– hay métodos de ésos que usaban las abuelas que no por antiguos perdieron un ápice de vigencia: “está el método de la colocación de paños fríos o las hojas de repollo frías o en estado natural”.
La mejor posición
Eso con respecto a las molestias normales. Porque por otro lado está más que extendido el concepto de que dar de mamar, sobre todo al principio roza casi la tortura. En ese punto Silvina Monzón se detiene para aclarar que “los pezones no deben doler y si así ocurriera hay que revisar si la postura con la que se está dando de mamar es la indicada y, mientras tanto también se pueden aplicar paños fríos en esa zona”. Pero, ¿existe alguna posición que sea más conveniente como para ahorrarse situaciones no placenteras? “Para dar de mamar no se puede hablar de la mejor posición, sino de la posición que les resulte más cómoda tanto a la mamá como al bebé. Para nombrar algunos ejemplos, éstas pueden ser: la tradicional en los brazos, esto es, la panza de la mamá junto con la del bebé mientras la cabeza del bebé descansa en la parte interna del codo o generar una situación en la que la mamá pueda acostar al bebé a su lado; la posición de ballon o sentada inversa, son las más habituales”.
Entonces, tomá las riendas desde el principio: asesorate y entregate a disfrutar desde el principio. Los beneficios para ambos no tardarán en llegar.
Desde | Para ti Mama
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