Definicion
El embarazo postérmino o prolongado es aquel que tiene una duración de más de 41 semanas y seis días o más de 293 días calculados a partir del primer día de la última menstruación; teniendo presente que la duración normal es de 37 a 42 semanas de gestación.
La frecuencia con la que se lo observa es muy variable, dependiendo de la forma con la cual se calcula la fecha probable de parto. Constituyendo alrededor del 5% de los embarazos de los que fueron calculados por la fecha de la menstruación, y de alrededor del 2% cuando es hecho por ecografía.
La edad es un factor frecuentemente relacionado, ya que es más común en mujeres menores de 35 años. Generalmente es el primer hijo de estas madres.
Una forma sencilla de que una mujer conozca o pueda determinar cual será su fecha probable del parto es, como mencionáramos anteriormente, sumando 293 días o 41 semanas y 6 días a partir del primer día del último período menstrual. Este tipo de cálculo sólo es válido para aquellas mujeres cuyos ciclos menstruales anteriores al último fueron regulares, de lo contrario la fecha calculada será errónea.
Consecuencias
En todas las embarazadas con sospecha o certeza de una prolongación de su embarazo, es fundamental establecer el estado de la salud y la madurez de su bebé, sobre todo para determinar el momento ideal para inducir el parto o realizar una cesárea. Cuanto más se prolongue el embarazo a partir de su duración normal, mayores serán los riesgos que presenta el hijo de padecer complicaciones luego del nacimiento.
La mortalidad del recién nacido se incrementa en estos casos, sin que pueda llegar a conocerse exactamente la causa de la muerte.
Habitualmente estos bebés presentan un peso mayor que los que nacieron en fecha, alcanzando los 4 kilos o más.
La cantidad de líquido amniótico suele disminuir, lo que puede ocasionar ciertos trastornos en el bebé. Uno de los más graves y más frecuentes es la compresión del cordón umbilical, que dificulta su nutrición sanguínea, pudiendo llevar a un cuadro de sufrimiento fetal.
La eliminación de materia fecal del bebé (meconio) en el líquido amniótico es también un hecho habitual, con el riesgo de aspiración del mismo hacia los pulmones cuando el bebé respira por primera vez.
Tratamiento
Es de vital importancia adoptar una medida terapéutica lo antes posible, ya que las complicaciones que puede padecer el bebé así lo indican.
Si se tiene la certeza de la fecha probable de parto y las pruebas de salud del hijo y de la madre son normales se inducirá el parto a partir de la semana 42 de gestación.
Para la inducción del parto pueden utilizarse medicamentos como la oxitocina, previa comprobación de que los órganos genitales de la madre, cuello del útero fundamentalmente, están lo suficientemente maduros como para producir el parto. En caso de no estarlo puede acelerarse la maduración aplicando óvulos con protaglandinas del tipo E.
De no conseguirse la realización del parto luego de un tiempo prudencial, está indicada la realización de una operación cesárea.
Si se desconoce la fecha de la última menstruación o existen dudas acerca de la fecha probable del parto, es importante estimar la maduración de los pulmones del bebé a fin de evitar el nacimiento de un niño con inmadurez pulmonar.
La cesárea está indicada, sin previo intento de un parto natural, cuando exista un cuadro de sufrimiento fetal prolongado, bebé de grandes dimensiones o cualquier otra causa de la madre o del hijo que así lo indiquen.
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