sábado, 25 de julio de 2009

La falta de afecto baja las defensas

La carencia de cariño puede producir trastornos en el comportamiento de los niños, asociados a un grado importante de ansiedad y estrés que menoscaba su sistema inmunitario, produciendo menor resistencia frente a las infecciones. Los seres humanos necesitamos caricias físicas o verbales para sobrevivir.

La insuficiencia afectiva está directamente asociada al desarrollo de determinadas enfermedades y trastornos. Hay un grupo social de alto riesgo, que son los niños que no reciben diariamente el cariño necesario para tener armonía, tanto en su medio interno, como en el mundo que les rodea.

Entre los más afectados por este problema, según los estudios médicos, figuran los pequeños que han estado recluidos en centros de acogida, muchos de ellos inmigrantes, así como los hijos cuyos padres están encarcelados o los niños pertenecientes a familias con falta de recursos económicos.

Retraso en el crecimiento

“La carencia afectiva influye sobre la calidad de los mecanismos de defensa del niño frente a la infección. El sistema inmune (defensas orgánicas), no responde igual en un niño con este historial que en uno que vive en condiciones normales”, señala el doctor Antonio Muñoz, durante el Simposium sobre Enfermedades Infecciosas y su Prevención en Edad Pediátrica celebrado en el Hospital Internacional Xanit, de Málaga.

Varias tesis doctorales han demostrado que una patología frecuente asociada a la carencia afectiva es el retraso en el crecimiento, debido a una inhibición del sistema hipófiso-adrenal, que en casos límite puede impedir la producción adecuada de ciertas hormonas, dando como resultado niños con una talla inferior a la normal.
Asimismo, se ha observado que la presencia de infecciones es más frecuente, y que la adaptación a los cambios de luz y oscuridad es más lento, ya que la melatonina (hormona que regula este tipo de cambios), está muy por debajo de la que se correspondería con la de un niño normal a esa edad.

El poder sanador de las caricias

Los trastornos en el comportamiento son otro tipo de patología asociada, producidos por un grado importante de estrés y de ansiedad. Según indica el doctor Muñoz, los niños “pueden estar sometidos a un estrés crónico o de tipo psicológico y emocional, que menoscaba su tipo de respuesta inmunitaria”.
Según un reciente trabajo de investigador Edward Bovard, “el ser humano cuando es receptor de una caricia verbal o física, un órganos de su cerebro denominado hipotálamo paraliza la liberación de una hormona específica que está siempre presente en niveles muy elevados, en aquellas personas que son propensas a sufrir infartos o derrames cerebrales”.
Además, otros estudios señalan que abrazar, tocar, besar, acariciar o masajear, así como demostrar ternura a la pareja, familiares y amigos, aumenta las defensas orgánicas, libera el estrés, aumenta la confianza en uno mismo y favorece la relajación, al activar la circulación sanguínea, favorecer que el cerebro produzca hormonas y sustancias beneficiosas.

Las caricias son determinantes en nuestra evolución como personas


Para el formador en programación neurolingüística (PNL) y análisis transaccional, Álex Rovira Celma, autor de libros de autoayuda de referencia como "La Brújula Interior”, “la persona precisa del contacto con los otros a través del afecto, la ternura, la caricia, la mirada, la palabra o el gesto, para crecer, desarrollarse y sobrevivir”.
Según el experto, los estímulos positivos o negativos, es decir las “caricias”, que recibimos de los demás son determinantes en nuestra evolución como personas, y los trabajos de numerosos psicólogos han demostrado que la falta de caricias, puede provocar en el bebé un retraso en su desarrollo psicológico y una degeneración física que le lleve a la muerte a pesar de tener el alimento y la higiene necesarios para sobrevivir.

Desde | Terra Mujer

2 comentarios:

Rocío dijo...

Fijate Vivi que yo de pequeña padecí de constantes crisis de asma; la verdad no recuerdo cómo era mi relación con mi mamá de pequeña pero eso si que no tengo ningun recuerdo amoroso ni especial de la misma. Desde que me acuerdo nuestra relación ha sido áspera (cambió mucho ahora que la hice abuela)y cada que ella recuerda mi época de crisis me "reclama"que yo me ponía mal todo el día y en cuanto llegaba mi papá y me hacía mimos mágicamente me componía.....conclusión: el amor cura todo.

GRacias a Dios que mi hijo no tendrá nunca ese tipo de "reclamos" al contrario, me siento feliz y plena de poder darle a mi hijo la oportunidad de convivir con su padre y de fomentar la relación entre ellos que yo siento que como hijo, pero sobre todo como varón para él es esencial.....

AMEMOS A LOS HIJOS, QUE REALMENTE ES LO MÁS SENCILLO DEL MUNDO!

Hola. Somos Nancy y Matías. dijo...

Justamente sobre este tema hablé el otro día (http://rondadecafe.blogspot.com/2009/07/el-afecto-los-ninos-si-entienden.html) después de haber leído cierto comentario en un foro donde una madre decía después de haber sido madre se dió cuenta que no le gustaba serlo. Entonces surgió la pregunta de que pasaría con este niño al crecer sin los afectos maternos.