En los humanos, el cordón umbilical en un feto es, por lo general, de unos 50-55 cm de longitud y unos 2 cm de diámetro. En algunas ocasiones excepcionales puede llegar a medir incluso dos metros. Contiene dos arterias umbilicales y una vena umbilical, sepultada dentro de la gelatina de Wharton. Recientemente, se ha descubierto que la sangre del cordón umbilical es una fuente fácilmente disponible de células madre que se pueden utilizar para el trasplante de médula destruida al tratar leucemia.
En ciertos casos el cordón umbilical se dona a hospitales públicos. En España el almacenamiento de los mismos se lleva a cabo en los bancos públicos de cordón umbilical, de los que hay seis homologados en ese país.
Posteriormente, se lo utiliza para realizar trasplantes de células madres adultas obtenidas de la sangre del cordón umbilical, una alternativa más eficaz al tradicional trasplante de médula osea, ya que disminuye la probabilidad de rechazo y mejora y acelera el resultado terapeútico. En clínicas privadas autorizadas para un posible uso en autotrasplante.
La anomalía más frecuente del cordón umbilical es la presencia de sólo dos vasos, una arteria y una vena, denominada arteria umbilical única (AUU). En un 30% de los casos en que se da esta condición se detecta un bajo peso al nacer, aproximadamente un tercio de los fetos con este tipo de cordón presenta alguna anormalidad, donde son comunes las de tipo cardiacas, renales o del sistema nervioso.
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