viernes, 15 de enero de 2010

Haiti: NO donar leche de formula

Como ya sucediera durante el tsunami de 2004, ahora, ante la catástrofe por el terremoto en Haití, se aconseja NO DONAR LECHE DE FORMULA.

Haití es un país sumamente pobre, donde la mayoría de la población vive con menos de un dolar diario, y donde el acceso al agua potable es escaso. Todo esto se ha visto agravado con el terremoto del día de ayer.

Donar leche empolvo implica el problema de que esta sea preparada con agua que no sea potable, o que los biberones no se encuentren limpios y esterilizados para ser utilizados por el bebé. Esto puede acarrear otras enfermedades serias, como cólera, fiebre tifoidea, hepatitis A y B, entre otras (estas enfermedades pueden ser mortales en algunos casos, y no olvidemos que estamos hablando de niños pequeños).

Las madres que estaban amamantando al momento de la catástrofe DEBEN CONTINUAR AMAMANTANDO, y en el caso de los niños huerfanos son las autoridades sanitarias las que deben estipular cual es la alimentación que corresponde a cada niño en cada caso.

EN EMERGENCIAS, MAS QUE NUNCA, AMAMANTAR SALVA VIDAS.

Este es un mail enviado por el pediatra español Carlos Gonzalez en la Red Lacmat sobre este tema. Leanlo detenidamente.

Las donaciones de leche para el biberón en casos de catástrofe (guerra, terremoto, inundación...) son sumamente peligrosas. En realidad no son donaciones, sino muestras gratuitas: es el medio por el que las empresas lácteas compiten para hacerse con nuevos mercados. Si estás atenta a las noticias, muchas veces habrás oído cómo ha salido un avión cargado de leche... raramente oirás de un avión cargado de macarrones o lentejas. Porque las empresas que venden macarrones o lentejas, fuera de que alguna en concreto tenga un director especialmente generoso o solidario, no tienen un interés comercial en hacer una donación. Mientras el país en cuestión esté en ruinas, no pagarán por la comida; cuando superen la catástrofe, se comerán sus propias lentejas cultivadas en su país, o sus propios macarrones fabricados por empresas locales. En cambio, si en un país del tercer mundo consigues cargarte la lactancia, consigues que millones de madres abandonen la lactancia y millones de médicos y enfermeras aprendan las ventajas del biberón, que sin duda es buenísimo porque la asociación X nos lo regalaba para ayudarnos, luego tendrás un mercado cautivo que valdrá millones, porque esa leche no se fabrica en el país y la tendrán que importar, y acostumbrados a la marca Z probablemente seguirán comprando la marca Z. Hace años pidieron que los donativos fueran con una etiqueta blanca, "leche para bebés", sin marca, y los fabricantes, claro, no quisieron. Además, muchas veces la empresa fabricante se ahorra el transporte: se limita a entregarle las muestras gratuitas a una ONG (por suerte las ONG serias ya no las aceptan, pero a veces encuentras a un primo), o a un gobierno, y estos pagan los portes. Y el mercado de la lactancia, no nos engañemos, está en el tercer mundo.

Hace unos años, acababa de terminar la guerra de Sarajevo, conocí a un pediatra bosnio en un congreso. Había pasado hambre, estaba delgadísimo, y en las comidas recogía hasta la más minúscula miga de pan que cayera en el mantel y se la comía. Nos explicó como al principio de la guerra la mortalidad infantil aumentó espectacularmente, porque fueron inundados con muestras gratuitas. Claro, no todos los profesionales tienen buena formación sobre lactancia, igual que pasa aquí.

Muchos empezaron a recomendar "ayuditas", pensaban que las madres, "estresadas" por la guerra, no tendrían leche, o que al quitarle a una madre mal alimentada la pesada "carga" de tener que dar el pecho le hacías un favor. Sin agua potable ni gas para hervirla (lo mismo que ocurre ahora en Gaza), cuando las explosiones destruyen las alcantarillas y la mierda inunda las plantas bajas... la mortalidad fue enorme. Tuvieron que ser los pediatras más concienciados los que fueran a quejarse a UNICEF, que convocó una reunión de todas las ONG sobre el terreno, acordaron no distribuir más donaciones, realizaron cursos para el personal... en pocos meses, mientras la guerra continuaba, habían conseguido tasas de lactancia materna más altas y una mortalidad infantil más baja que antes de la guerra.

Por supuesto algunos niños necesitan leche artificial en las guerras; pero para esos pocos ya se consigue leche sin necesidad de espectaculares cargamentos de muestras. Y esos niños, en esas condiciones, tienen un riesgo de muerte tan alto que ya no vale aquello de "la madre es libre para decidir, y si ha elegido la lactancia artificial...".En esas condiciones hay que hacer todo lo posible para que la madre relacte, aunque lleve meses sin dar el pecho, o para encontrar una nodriza. Y tristemente eso no es muy difícil, porque los bebés son más frágiles que los adultos: en cualquier catástrofe hay más madres sin bebé que bebés sin madre.
Saludos

Carlos González

Desde | Criando con amor

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2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por compartir esta información tan importante. No había entendido la negativa a la leche de fórmula pero tienen razón.

Viviana dijo...

tiene bastante logica cuando te lo explican, verdad Any?

saludos!!!