jueves, 21 de octubre de 2010

Lanzan un nuevo anticonceptivo hormonal

El anillo vaginal es un anticonceptivo hormonal de aplicación mensual. Aprovecha la irrigación de la vagina para introducir al torrente sanguíneo, de forma gradual, hormonas idénticas a las de las píldoras.
Una pequeña bandita elástica, flexible, que se coloca como un tampón. Y, por un mes, la mujer tiene que olvidarse, justamente, de “no olvidarse” de tomar la pastilla.

Anticoncepción asegurada, con mínimos efectos adversos.

Se llama Nuvaring. Es el anillo vaginal que, según los especialistas, promete ser un método revolucionario por su comodidad y efectividad.

En los últimos años, lograron bajar las dosis de estrógenos y se redujeron notablemente los efectos adversos. Pero sigue teniendo un problema: lo que los médicos llaman “adherencia”, esto es, la constancia del paciente en tomar la medicación. Los “olvidos” son frecuentes, y ponen en riesgo la eficacia del método: según una encuesta realizada en EE.UU., el 47% de las mujeres se olvidó de tomar alguna vez una o más pastillas por ciclo.

Por eso, a la píldora le surgieron competidores. El primero fue el parche anticonceptivo, que se aplica por tres semanas en el brazo, las nalgas, el abdomen o el torso.

Ahora es el turno del anillo vaginal. Este método se lanzó ayer al mercado argentino. Está hecho de vinilo, mide cinco centímetros de diámetro, se coloca como un tampón y va liberando hormonas –las mismas que las pastillas– a muy bajas dosis, que se absorben por las paredes de la vagina. “Es flexible, cómodo y discreto, ya que lo coloca y retira la mujer sólo una vez al mes. De esta forma, se elimina la toma diaria de una píldora y sus posibles olvidos”, destacó Silvina Witis, especialista en endocrinología ginecológica, en la presentación que se hizo ayer en un hotel porteño.

Se usa un anillo por ciclo, que debe dejarse puesto tres semanas. Luego de ese tiempo, se retira y se produce un sangrado, como con cualquier anticonceptivo oral.

Otros ginecólogos consultados por Clarín coinciden en las ventajas. “Es un anticonceptivo de lo más novedoso y eficaz. Como no requiere un primer paso por el hígado para ser metabolizado, tiene menos efectos adversos a nivel gástrico. Cuando las mujeres lo prueben, lo van a empezar a usar mucho”, señala Miguel Huespe, jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital Santojanni. “Tiene una aceptación alta. Entre quienes lo usaron el nivel de satisfacción es del 90%”, afirma Edgardo Rolla, miembro de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Buenos Aires.

Según los estudios que se hicieron entre usuarias del anillo, se registraron efectos adversos en menos del 10%: el principal fue la cefalea (6,8%).

Pero entre las mujeres surgen dudas. “¿Se va a salir?”. “No. La vagina es un órgano curvo y el anillo anticonceptivo se adapta a él . Tampoco se salen los tampones”, remarcó Witis en su exposición. Los músculos del piso pelviano son los que evitan la expulsión del anillo. “¿Se siente?”. “No, porque se coloca en una zona de la vagina con poca sensibilidad. Y en la inmensa mayoría de los casos tampoco se percibe durante las relaciones sexuales”, agrega David Fusaro, director del Instituto Ginecológico Buenos Aires . “¿Es difícil de poner y sacar?”. “Para nada. Debe colocarse con las manos bien limpias. Se aprieta entre el pulgar y el índice y se coloca como un tampón con el dedo índice hasta el fondo vaginal. Y se lo retira con el dedo”, explica Rolla.

Sin embargo, hay algunas contras. La principal: el precio. En Organon, el laboratorio que comercializa el anillo, adelantaron que tendrá un costo de 118,43 pesos (el doble que las pastillas anticonceptivas promedio) y lo cubrirán hasta el 40% algunas prepagas. La otra, señala Rolla, es una cuestión cultural: “Las argentinas suelen ser un poco reacias a las novedades. Hay que ver cómo lo tomarán”, concluye.

Desde | Clarin

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