viernes, 29 de julio de 2011

Asocian los problemas de la lactancia con la depresión materna

Las madres primerizas con dificultades para iniciar la lactancia tendrían más riesgo de desarrollar depresión postparto que el resto, indicó un estudio.

Esta situación no prueba que los problemas de la lactancia causen los síntomas de depresión. Pero los investigadores aseguran que las mujeres y sus médicos deberían saber que ambos van de la mano, según publicó Obstetrics & Gynecology.

El estudio halló que de casi 2600 madres que nunca habían amamantado, menos del 8 por ciento tuvieron un resultado positivo en un test de depresión mayor a los 2 meses del parto.

Y ese riesgo fue mayor en las mujeres con dolor mamario grave o que en general "les disgustaba" la lactancia en las primeras semanas de vida del bebé.

Se desconoce si la dificultad para amamantar es la responsable, según la autora principal, Stephanie Watkins, epidemióloga de University of North Carolina, Chapel Hill.

Una limitación del estudio es que el equipo no contó con información sobre si las mujeres habían tenido depresión durante el embarazo, destacó el estudio. Podría ser que la lactancia fuera más difícil para a las mujeres que ya estaban deprimidas.

"Todo es más difícil cuando una persona está deprimida", dijo la doctora Alison Stuebe, obstetra y ginecóloga de la UNC que participó del estudio.

Por otro lado, opinó que es posible que factores hormonales influyeran en los problemas de la lactancia y la depresión. El equipo de Stuebe está desarrollando estudios para analizarlo.

Lo importante, según los expertos, es que los problemas para iniciar la lactancia podrían actuar como una señal de alarma de la depresión postparto en algunas mujeres.

Watkins y Stuebe sugirieron que las madres primerizas deberían hablar con el médico sobre cualquier problema para iniciar la lactancia. Y éstos deberían analizar la posibilidad de evaluarlas para detectar la depresión postparto.

El American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) asegura que no existen pruebas suficientes como para respaldar la pesquisa rutinaria de ese trastorno en las madres primerizas. El temor principal es el exceso diagnóstico y los tratamientos cuando no se necesitan.

Por otro lado, ACOG sostiene que el control para detectar la depresión puede ayudar a las madres primerizas y a sus familias, por lo que "debería considerarse". Según Stuebe, "el estudio sugiere que los problemas para iniciar la lactancia "serían un factor de riesgo".

Los resultados surgen de 2586 mujeres estadounidenses que habían participado en un estudio sobre prácticas de lactancia. Todas habían amamantado a sus bebés y respondieron cuestionarios sobre la experiencia en las primeras semanas.

Cuando los bebés tenían 2 meses de edad, les realizaron controles para determinar si tenían depresión.

En general, las mujeres con depresión eran más propensas a haber sentido dolor grave en las primeras semanas de la lactancia. El 35 por ciento dijo que había sentido dolor en la primera semana, comparado con el 22 por ciento del grupo sin depresión.

Tras considerar otros factores (edad, educación y etnia), el dolor mamario estuvo asociado con el doble de posibilidad de desarrollar depresión postparto.

Las mujeres a las que les "disgustó" la lactancia en la primera semana de vida del bebé eran un 42 por ciento más propensas a tener depresión postparto que el grupo al que le gustó la experiencia.

Nada de eso, enfatizó Stuebe, significa que las mujeres a las que no les gusta amamantar estén destinadas a tener depresión. Pero dijo que las mujeres y los médicos deberían saber que son dos factores que "están relacionados" y que algunas madres que sienten que la lactancia es dolorosa o muy difícil podrían estar deprimidas.

Según ACOG, la depresión postparto leve, que se manifiesta con síntomas como ansiedad, tristeza o irritabilidad los días posteriores al parto, es muy común.

En cambio, la verdadera depresión postparto no es tan frecuente y afecta al 10 por ciento de las nuevas madres, con síntomas como tristeza profunda, ansiedad o desaliento que no mejoran a la semana del parto e interfieren con las actividades cotidianas.

El tratamiento incluye antidepresivos, que en general se consideran seguros durante la lactancia, aunque ACOG asegura que los grupos de apoyo y otras opciones no farmacológicas también dan buen resultado.

Desde | Reuters Health
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