martes, 13 de septiembre de 2011

Cuando uno de los padres muere repentinamente, el duelo de un niño podría persistir

El duelo que experimentan niños y adolescentes tras la muerte repentina de uno de sus padres se atenúa con el tiempo en la mayoría, pero algunos tienen un duelo más complicado o prolongado que puede llevar a la depresión e interferir con un funcionamiento normal, halla un estudio reciente.

Inicialmente, los investigadores observaron a 182 niños y adolescentes de 7 a 18 años de edad que habían experimentado la muerte de uno de sus padres, por suicidio, causas naturales repentinas o lesión accidental. 165 y 141 de los participantes completaron seguimientos al año y a los dos años, respectivamente, dijeron los investigadores del Instituto y Clínica Psiquiátrica Occidental de la Facultad de medicina de la Universidad de Pittsburgh.

En el 59 por ciento de los niños y adolescentes, las puntuaciones de duelo se redujeron significativamente entre nueve y 21 meses tras la muerte de uno de los padres, y siguieron siendo bajas. En 31 por ciento de los jóvenes, las puntuaciones de duelo aumentaron alrededor de los nueve meses y declinaron de forma constante en 33 meses. En 10 por ciento de los participantes, las puntuaciones de duelo eran altas a los nueve meses, y siguieron altas hasta el mes 33 tras la muerte de uno de los padres.

Los investigadores hallaron que unas puntuaciones de duelo más altas se asociaban con la muerte de uno de los padres debido a lesión accidental, y con mayores puntuaciones de depresión autorreportada a los nueve meses.

También hallaron que el diez por ciento de los niños con las puntuaciones altas de duelo que no declinaron en mucho para los 33 meses eran más propensos a tener una discapacidad funcional a los nueve meses tras la muerte de uno de los padres, antecedentes previos de depresión, y trastorno por estrés postraumático de nuevo inicio.

Hubo más probabilidades de depresión entre los niños y adolescentes si el padre superviviente tenía un duelo complicado o prolongado, si sentían que otras personas eran responsables por la muerte de su padre, o si experimentaban otros eventos vitales desafiantes tras la muerte del padre.

"Estos hallazgos tienen importantes implicaciones clínicas para los esfuerzos de intervención y prevención", concluyeron los investigadores en un comunicado de prensa de la revista. "Es imperativo evaluar al padre que sobrevive e intervenir, cuando sea adecuado, para mejorar los resultados de los niños y adolescentes en luto por la muerte de uno de sus padres".

Desde | Healthfinder

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