Las madres y los padres que sobreprotegen y reafirman a sus hijos pequeños cuando expresan emociones negativas no les estarían haciendo un favor, demostró una nueva investigación.
Estudios sobre niños de 4 y 5 años hallaron que aquellos con padres que reaccionaban brindándoles distinto nivel de protección a sus dificultades emocionales mostraban mayor madurez emocional y un mejor manejo de los problemas, explicó el equipo dirigido por la doctora Nancy L. McElwain, de la University of Illinois.
"Es bueno proteger a nuestros hijos, pero al mismo tiempo necesitan espacio para manejar los problemas solos", dijo McElwain a Reuters Health.
Las reacciones de los padres a las emociones negativas de sus hijos son fundamentales en el crecimiento social y emocional de los pequeños, indicó el equipo en la última edición de la revista Child Development.
La mayoría de los estudios fueron sobre cómo las madres interactúan con sus hijos, destacó el equipo.
Para analizar el papel de la madre y del padre juntos, los autores realizaron dos experimentos: uno para evaluar la comprensión emocional en los niños y otro para conocer la calidad de la amistad.
Los padres de los niños que participaron en ambos estudios respondieron cuestionarios para medir cuánta protección emocional daban a sus hijos.
En el primer ensayo, a 55 niños de jardín de infantes se les contaron historias simples elaboradas para medir el nivel de comprensión emocional, en especial si deducían la idea de emociones mixtas.
En el segundo estudio, los investigadores observaron a 52 niños de 4 años de edad mientras jugaban durante 20 minutos con un amigo; luego les dieron a ambos un "juguete deseado" y los observaron para conocer cómo "manejaban una situación de recursos limitados".
En ambos experimentos, a los niños con padres que mostraron distintos niveles de protección les fue mejor, comprendieron mejor las emociones y tuvieron menos problemas con los amigos. A los niños sobreprotegidos por ambos padres no les fue tan bien.
Un bajo nivel de protección hacia los hijos no necesariamente significó en el estudio una reacción violenta o punitiva de uno de los padres, aclaró McElwain.
La autora destacó que los niños que reciben demasiada protección de sus padres se perderían la oportunidad de aprender cómo superar situaciones negativas.
"La sobreprotección de parte de ambos padres superaría o reduciría la capacidad que tiene un niño de solucionarlo por sí mismo", explicó.
Al mismo tiempo, los niños que observan que sus padres reaccionan de manera distinta ante una misma situación desarrollarían un nivel más complejo de comprensión de las emociones.
Pero también es posible, agregó la investigadora, que los padres estén sobreprotegiendo a niños que ya tienen problemas emocionales y sociales.
El próximo paso en la investigación, indicó McElwain, será observar a los padres mientras pasan tiempo con sus hijos, en lugar de confiar sólo en sus respuestas sobre cómo interactúan con sus hijos.
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