viernes, 11 de noviembre de 2005

¿Intolerancia a la lactosa?



La intolerancia a la lactosa es un síndrome que lleva a madres angustiadas al consultorio del pediatra porque la diarrea de su hijo no se controla.

Es posible que la causa de esta diarrea prolongada sea la mala digestión de la lactasa (azúcar de la leche). Para poder digerirla, las células del tubo digestivo del ser humano deben poder sintetizar una enzima (lactasa} desde el tercer mes del embarazo y desarrollarse progresivamente hasta alcanzar su máxima actividad en el primer año de vida.

El origen de esta mala absorción suele ser secundario a varias enfermedades que alteran la morfología de la mucosa del tubo digestivo como las provocadas por los virus, bacterias, parásitos y desnutrición, entre otras que pueden contribuir al problema. El restablecimiento de la digestión depende de la recuperación morfológica y funcional de la mucosa intestinal; por fortuna, esta alteración es transitoria y su manejo adecuado permite la recuperación completa. Por si fuera poco, existe otro tipo de intolerancia a la lactosa, la de origen congénito (el niño nace con el problema), aunque por suerte es poco frecuente.

Al no poder digerir el azúcar de la leche, esta pasa directamente al colon donde las bacterias la fermentan y producen cambios osmóticos, gases y ácidos grasos de cadena corta, particularidades que permiten explicar por qué las evacuaciones de estos niños tienen un alto contenido de agua, ácidos, gran cantidad de gases y lactosa, lo que se traduce en un cuadro clínico clásico caracterizado por distensión abdominal, mayor numero de ruidos intestinales, flatulencias, cólicos, diarrea liquida y explosiva, nauseas, vómitos, entre otras manifestaciones; a su vez, la acidez de las heces provoca el enrojecimiento de la región perianal, otro de los signos comunes de este síndrome.

¿Qué factores contribuyen a la intolerancia de la lactosa?

La desnutrición provoca una menor superficie de absorción con decremento de la actividad de la lactasa. Las lesiones de la mucosa intestinal dependen en gran medida de la causa primaria. Los virus, bacterias y parásitos dañan la mucosa ya sea por su replicación en las células intestinales, por su acción invasora o por la respuesta inflamatoria que generan, provocando una menor actividad de la lactasa.

Un factor que vale la pena señalar son los errores que se cometen en las recomendaciones médico-dietéticas, ya que esta situación prolonga el problema e incluso puede complicarlo.

Tratamiento nutricional

Como parte del tratamiento se recomienda reducir el aporte de lactosa, la que se puede lograr adicionando agua a la leche; sin embargo, esta medida se recomienda sólo en pacientes bien nutridos y por poco tiempo, ya que al diluir la fórmula se disminuye también el aporte calórico. Otra alternativa es alimentar al niño con fórmulas bajas en lactosa o con productos lácteos donde la lactosa este parcial o totalmente fermentada por lactobacilos, como en el caso del yogurt, sobre todo en preescolares.

Existen en el mercado varias formulas libres de lactosa que son efectivas y que cubren las necesidades nutricionales de los lactantes. Con el diseño de fórmulas basadas en proteínas de soya e hidrolizados de proteínas lácteas se ha facilitado el manejo dietético de aquellos pequeños que no toleran la lactosa y que son alérgicos a las proteínas de la leche de vaca.

Dado que la leche es el principal alimento de los bebés en los primeros meses de vida, la alternativa que se escoja para restringir el consumo de lactosa no debe limitar el aporte de los otros nutrimentos que requieren para preservar su salud y promover su crecimiento normal. Existen otras posibilidades terapéuticas para ayudar a digerir la lactosa coma la B-galactosidasas que debe ser prescrita por un médico.

Por último hay que recordar que la intolerancia a la lactosa es muy frecuente en los niños, especialmente después de un evento de diarrea aguda, y que se debe sospechar que existe cuando la diarrea se prolonga más de siete días. Afortunadamente se trata de una condición transitoria y las opciones terapéuticas en el mercado son muy variadas; sin embargo, es indispensable elegir en cada caso la fórmula o dieta adecuada, por lo que se recomienda acudir a un especialista con experiencia para obtener la orientación que permita solucionar el problema lo antes posible.

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