La imagen de un bebé y un padre quedándose dormidos juntos no es poco común. Pero en los Estados Unidos, la práctica de dormir junto con un lactante, o de compartir la cama con él, es un tema controvertido. Quienes están a favor de esta práctica consideran que la cama de los padres es exactamente el lugar al que pertenece el bebé. Pero ¿se trata de un lugar seguro?
¿Por qué algunas personas eligen dormir con sus bebés?
Quienes están a favor de esta práctica creen (y, de hecho, existen algunos estudios que confirman estas creencias) que dormir con el bebé:
- alienta la alimentación con leche materna porque facilita el amamantamiento nocturno;
- facilita la sincronización del ciclo de sueño de la madre con el del lactante;
- ayuda a los bebés a dormirse con más facilidad, especialmente durante los primeros meses y cuando se despiertan en el medio de la noche;
- ayuda a los bebés a contar con más horas de sueño nocturno (porque se despiertan con más frecuencia y tienen ciclos de alimentación más breves, lo cual puede hacer que las horas de sueño a lo largo de la noche sean más), y
- ayuda a los padres que están separados de los bebés durante el día a volver a adquirir la cercanía que sienten que perdieron.
Pero ¿los riesgos de dormir con el bebé superan los beneficios?
¿Se trata de una práctica segura?
A pesar de las posibles ventajas, la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de los Estados Unidos (CPSC por su sigla en inglés) alerta a los padres de que no hagan dormir a los bebés en camas para adultos, ya que aseguran que esta práctica hace que los bebés corran riesgos de sofocación y estrangulación. Y la Academia Norteamericana de Pediatría (AAP por su sigla en inglés) concuerda con la CPSC.
Dormir con el bebé es una práctica extendida en muchas culturas no occidentales. No obstante, es posible que debido a la diferencia de los colchones, la ropa de cama y otras costumbres culturales, el riesgo sea menor en estos países que en los Estados Unidos.
De acuerdo con los datos de la CPSC, entre enero de 1990 y diciembre de 1997, al menos 515 lactantes y niños pequeños fallecieron por dormir en camas para adultos. Más del 75% de las víctimas tenían menos de 3 meses. Entre enero de 1999 y diciembre de 2001, la CPSC informó que más de 100 niños menores de 2 años (el 98% eran menores de 1 año) fallecieron luego de haber sido puestos a dormir en una cama para adultos.
La CPSC identifica cuatro riesgos principales para los lactantes que duermen en una cama para adultos:
- sofocación por aplastamiento o aplastamiento parcial debido a los movimientos del adulto;
- sofocación por quedar atrapado entre el colchón y la cabecera de la cama, la mesa de luz, la pared u otro objeto rígido;
- sofocación en casos en los que el bebé duerme boca abajo en una cama de agua, un colchón blando, o sobre ropa de cama blanda, como almohadas, frazadas o acolchados, y
- estrangulamiento por una cabecera o un pie de cama que permite que parte del cuerpo del bebé pase a través de un espacio abierto, pero atrapa la cabeza del niño.
A pesar de estos posibles riesgos, algunas personas cuestionan las conclusiones de la CPSC. Los defensores de la práctica de dormir con los bebés aseguran que no es peligrosa en sí misma y que la CPSC fue demasiado lejos con su recomendación de que los padres no duerman nunca con niños menores de 2 años. De acuerdo con este grupo, los padres no aplastarían a un bebé porque son conscientes de su presencia, aun cuando estén dormidos.
Sin embargo, las siguientes personas no deben dormir con bebés:
- otros niños (especialmente aquellos que tengan entre 1 año y 2 años y medio), porque podrían no ser conscientes de la presencia del bebé;
- los padres que estén bajo los efectos del alcohol o de drogas, porque podrían ser menos conscientes de la presencia del bebé, y
- los padres fumadores, porque en este caso el riesgo del síndrome de muerte súbita es mayor.
Pero dormir con el bebé ¿puede provocar el síndrome de muerte súbita? La relación entre esta práctica y el síndrome de muerte súbita no es muy clara y se están realizando investigaciones. Algunos investigadores sugieren que esta práctica puede reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita, porque los padres y bebés que duermen juntos suelen despertarse con más frecuencia a lo largo de la noche. No obstante, la AAP informa que algunos estudios sugieren que, en determinadas circunstancias, dormir con el bebé puede aumentar el riesgo de muerte súbita, en particular cuando la madre es fumadora.
Además de que existen riesgos de seguridad, los padres que comparten la cama con un bebé no duermen bien. Y es posible que los lactantes que duermen junto con sus padres asocien el sueño con estar cerca de un padre, en la cama de los padres, lo cual puede transformarse en un problema a la hora de la siesta o cuando el niño debe irse a dormir antes que sus padres.
Cómo lograr la mayor seguridad al dormir junto con el bebé
Si elige compartir la cama con el bebé, asegúrese de tomar las siguientes precauciones:
- Coloque siempre a su bebé boca arriba para reducir el riesgo de muerte súbita.
- Nunca cubra la cabeza de su hijo mientras duerme.
- Asegúrese de que la cabecera y los pies de la cama no tengan aberturas o formas que puedan atrapar la cabeza de su bebé.
- Asegúrese de que el colchón quede firmemente ajustado en el bastidor de la cama para que su hijo no quede atrapado entre el bastidor y el colchón.
- No ponga al bebé a dormir en una cama de adultos solo.
- No utilice almohadas, edredones, acolchados ni otros elementos blandos o con relleno en la cama.
- No beba ni utilice medicamentos o drogas que puedan evitar que se despierte y hacer que gire en la cama y sofoque al bebé.
- No coloque la cama cerca de cortinados o persianas de enrollar porque el bebé podría ahorcarse con los cordones.
Cómo pasar al bebé de la cama de sus padres a la cuna
La mayor parte de los expertos en medicina dicen que el lugar más seguro para hacer dormir a un bebé es una cuna que cumpla con las normas de seguridad actuales y no tenga ropa de cama blanda. Pero si ha decidido dormir junto con su hijo y desea dejar de hacerlo, hable con el pediatra a fin de armar un plan para el momento en que su bebé duerma en una cuna.
En general, es más fácil (tanto para los padres como para el bebé) hacer el traspaso a una cuna a los 6 meses, antes de que se haya arraigado el hábito y que entren en juego otros aspectos del desarrollo (como la ansiedad por la separación). No obstante, en algún momento, la rutina de dormir junto con el bebé llegará a su fin, ya sea por deseo del niño o por elección de los padres.
Pero existen maneras de mantener al niño cerca, sin necesidad de compartir la cama. Es posible hacer lo siguiente:
- Colocar un moisés, un corralito o una cuna junto a su cama. Esto puede ayudar a mantener la cercanía deseada, que resulta especialmente importante si está amamantando.
- Invertir en un dispositivo que es similar a un moisés o un corralito, pero que tiene un lado libre y que se sujeta a la cama. Esto les permitirá estar juntos y evitará la posibilidad de que usted aplaste al bebé.
Por supuesto, el lugar en el que duerme el niño (ya sea en su cama o en una cuna) es una decisión personal. Mientras analiza las ventajas y las desventajas, hable con el pediatra de su bebé acerca de los riesgos, de los posibles beneficios personales y de las costumbres nocturnas de su propia familia.
Actualizado y revisado por: Mary L. Gavin, MDwww.kidshealth.org
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