La piel de una mujer embarazada llega a distenderse hasta 10 veces más de lo que es su superficie habitual, de manera que 1 centímetro crecerá hasta los 10 centímetros, explica Elisenda Prats, matrona y coordinadora del Programa de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (PASSIR) Garraf y vicepresidenta de la Asociación Catalana de Matronas.
Por estrías se conocen las roturas de las fibras que se encuentran por debajo de la piel a causa de las distensiones que se producen con el embarazo. El hecho de que esas fibras no estén suficientemente tonificadas ni dispongan de una buena elasticidad contribuyen a que se rompan con mayor facilidad. Estas molestas grietas tienen un color rojizo e incluso azulado y con el tiempo se vuelven blanquecinas. Al margen de la gestación, también pueden aparecer en aumentos bruscos de peso.
Dado que la prevención es la mejor arma contra las estrías, se recomienda tener la piel hidratada ya antes del embarazo. Una vez encinta, la mujer se aplicará cremas específicas a partir del segundo y tercer mes, a razón de un par de veces al día tras la ducha, mañana y noche. La crema debe penetrar en la capa dérmica de abdomen, senos, muslos y caderas mediante la realización de un masaje circular.
Una buena crema antiestrías debe estar compuesta de centella asiática (bioestimulante), aceites de yoyoba y borraja, vitamina E y aceite de mosqueta (de efectos reparadores).
Después del parto es difícil eliminar las estrías, sobre todo las más marcadas, ya que según Prats, "la grieta, si sale, no desaparece". Cuando la crema reparadora ya no llega, la cirugía estética es una de las posibles soluciones.
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