martes, 23 de octubre de 2007

La escarlatina

A diferencia de las otras enfermedades típicas de la infancia, la escarlatina no se debe a un virus, sino que está causada por una bacteria; por este motivo, se puede tratar con antibióticos de manera eficaz. En el pasado, la escarlatina representaba una gran preocupación para todos los padres. Pero actualmente ya no representa un peligro, dado que ahora contamos con medicamentos muy eficaces para combatirla.

La escarlatina está causada por un germen, el estreptococo beta hemolítico de grupo A, y se manifiesta en los niños en edad escolar, mientras que está menos extendida en los niños más pequeños. A diferencia del resto de enfermedades infecciosas provocadas por virus, ésta tiene una respuesta inmunológica de duración más bien breve, por lo que es posible que un mismo niño pueda contraer la enfermedad durante la infancia en varias ocasiones.

Cómo reconocer los síntomas


El proceso de la escarlatina se inicia, tras una breve incubación de tres-cuatro días, con un intenso dolor de garganta, que aparece profundamente irritada, y el abultamiento y enrojecimiento de las anginas, que aparecen recubiertas de una capa blanquecina. La lengua toma un aspecto característico, que ayuda mucho al diagnóstico, debido a las papilas linguales inflamadas, y su aspecto recuerda al de una fresa.

Posteriormente, aparece el eritema, constituido por pequeñas pápulas, muy cercanas unas a otras, que confieren a la piel el típico aspecto similar al papel de lija. Generalmente, el eritema empieza en el pliegue de la axila y en el pliegue de la ingle y luego se va extendiendo por todo el cuerpo. La duración es de aproximadamente una semana. Después la piel empieza a descamarse de manera bastante significativa.

Posibles complicaciones

La importancia de la escarlatina no se debe tanto a la enfermedad en sí, como a sus posibles complicaciones que, en el pasado, antes del descubrimiento de los antibióticos, eran muy frecuentes y, efectivamente, peligrosas. La terapia no sólo se encamina, pues, a la curación del estadio agudo, sino sobre todo a prevenir tales complicaciones. Y hoy en día es muy efectiva.

Las complicaciones más temidas son la enfermedad reumática y la glomerulonefritis, que se manifiestan con síntomas por desgracia muy claros y específicos, y que requieren un tratamiento muy complejo con la hospitalización del niño.

Para evitarlas estas posibles complicaciones, hay que seguir las indicaciones del médico, administrar los antibióticos durante todo el período prescrito e intentar, dentro de lo posible, poner en práctica todas las medidas de prevención cuando se haya estado en contacto con alguien afectado de escarlatina, como les sucede a menudo a los niños que van a la guardería o a la escuela.

Cómo saber si el niño se ha contagiado o no

Si el niño está en la misma clase o en la escuela donde se han producido casos de escarlatina, no hay que alarmarse. Es suficiente con practicar un simple examen, que se llama frotis faríngeo, y que se realiza tomando una muestra de las secreciones de las anginas o de la garganta del niño, para saber si está presente el germen responsable de la enfermedad. En caso positivo, se procederá a practicar una terapia con antibióticos.

Cuando el contacto con la persona enferma es mucho más estrecho, como en el caso de un hermano o de una hermana, se aconseja administrar antibiótico como si se tuviera la enfermedad, aunque no todos los expertos coinciden. Las últimas recomendaciones de los especialistas son esperar y practicar únicamente la búsqueda del germen, a través del frotis faríngeo, poniendo en marcha el tratamiento antibiótico sólo en caso de que sea positiva.

Actualmente se recomienda un período de aislamiento de las personas afectadas por la enfermedad de sólo tres días. Pasado ese período inicial, aunque el tratamiento debe seguirse siempre durante diez días, el enfermo deja de contagiar y puede empezar tranquilamente a llevar una vida normal, e incluso ir a la escuela.

Desde | www.prenatal.es

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