Durante el verano, los niños multiplican sus progresos. Aprenden a andar, a utilizar el orinal, a hablar... ¿Porqué nuestros hijos progresan tanto durante las vacaciones? ¿Puede que sea, porque nosotros, los padres estamos más receptivos?
El verano, un maravilloso paréntesis
Las vacaciones constituyen una maravillosa reserva de recuerdos y de felicidad. Para el niño, las vacaciones de verano son el medio para integrarse en la historia de la familia. Descubre otros olores; otras costumbres. Todo esto se instalará en sus orígenes. Las vacaciones son a menudo, el medio para descubrir una parte de su familia, una casa... Los recuerdos de las vacaciones van a estar en el centro de sus recuerdos de infancia. Estar de vacaciones, es a menudo estar en familia. Al niño le gusta sentirse parte integrante de una historia familiar. El niño te hace preguntas y tú dispones de más tiempo para responderle. Ésta es una de las razones por la que progresa con mayor rapidez.
Utilizar el orinal
¿Está preparado? Ésta es la pregunta primordial que debes plantearte. Para resumir, el niño está preparado cuando sabe subir y bajar solo las escaleras, cuando habla lo suficientemente bien como para pedir el orinal y sobre todo, cuando está de acuerdo.
Algunos padres tienen demasiada prisa o se dejan influir por el entorno familiar, que dicta una edad máxima para superar esta etapa. Debes estar segura de ti y no olvides que tu hijo es el protagonista de esta historia.
Su entrada al colegio suele aparecer como una espada de Damocles. Que no te entre el pánico y prepara a tu hijo poco a poco. Aprovecha la llegada del verano, del buen tiempo, para acostumbrar a tu hijo a llevar una braguita o calzoncillo o déjale, siempre que puedas en casa, con el culete al aire.
El verano, es sin duda alguna, el mejor momento para animarle. En casa o en la playa, déjale en bañador. Se sentirá más ligero y le será más fácil sentarse en el orinal. Cuidado; no dejes a tu hijo desnudo en la playa, podría atrapar bacterias peligrosas. Y para acabar, confía en él. Anímale a que exprese su opinión o a decir lo que quiere en general, se sentirá más a gusto para traducir en palabras sus necesidades físicas en este momento de adquisición primordial.
No le sigas tratando como a un bebé
El verano también es la ocasión de animar a tu hijo a que sea cada vez más autónomo. En la playa, durante los paseos en la naturaleza, partirá a la conquista del espacio. Trata de no estar siempre encima suyo.
Aprovecha el verano para que esté en contacto con otros niños. Si no tiene hermanos o primos, siempre puedes encontrar la manera de juntarle con otros niños y así prepararle para el colegio o la guardería.
Déjale explorar el nuevo mundo que le rodea. Sea para recoger flores, recoge piedrecitas o conchas en la playa durante horas... ¡Déjale! Las vacaciones también sirven para que observen, comprendan, sueñen. En una palabra: trata de no estar siempre detrás de él.
Aunque en verano seamos menos firmes con sus horarios, no debemos olvidar las reglas dictadas durante el resto del año. Respeta un mínimo el ritmo de tu hijo si quieres aprovechar tus vacaciones. Ya que no hay nada más agotador que salir o irse de paseo con un niño extenuado. Además, debes mostrarte firme con todo lo que afecte a su seguridad, especialmente con el sol. Si tu hijo te pide por enésima vez porqué debe ponerse un sombrero en la playa, dile porque sí. En verano, dispones de más tiempo para fijar reglas de la vida y para hacer que comprenda las prohibiciones.
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