Los primeros 28 días después del nacimiento constituyen la etapa más vulnerable en la vida del ser humano. En ésta, se dan los mayores riesgos para su vida y pueden presentarse patologías que dejen algún tipo de secuelas, especialmente neurológicas. Por esto, el cuidado del recién nacido es vital en su desarrollo y en la adaptación a su nuevo mundo.
En el período neonatal, o sea los primeros 28 días de vida, se dan los cambios fisiológicos que implican el paso de la vida intrauterina a la extrauterina. Esto requiere de una adaptación de todos los órganos y sistemas, pues muchos de ellos eran asumidos por la madre en el útero y ahora deben comenzar a funcionar por sí mismos.
Por esto es importante que los papás que esperan un hijo, estén al tanto de lo que se debe esperar del recién nacido para ayudarle a la adaptación a su nueva vida. Es vital saber identificar situaciones anormales que requieran atención médica inmediata pues pueden corregirse a tiempo para que no dejen huellas.
Las reacciones iniciales
Aunque el recién nacido depende de los cuidados de sus padres, ello no significa que sea totalmente pasivo. Varios estudios han demostrado que desde que nace, el bebé recibe información por todos sus sentidos y realiza intercambios afectivos con las personas más cercanas, especialmente su madre.
Desde su nacimiento, el bebé reconoce la voz de mamá. Es capaz también de diferenciar la voz humana de otros sonidos, así como determinar la dirección de donde proviene un ruido.
Los olores también están en su memoria. Movimientos de cabeza y variaciones en su ritmo cardiaco demuestran su interés ante un nuevo olor. Luego de la respuesta inicial, dejan de responder cuando el olor se vuelve familiar.
El contacto físico también es vital en un neonato. Todo niño recién nacido disfruta de tocar y ser tocado. Para nadie es un secreto que la caricia y el contacto corporal son la forma más primitiva y reconfortante de la comunicación humana. Parte del desarrollo neurológico y emocional del bebé surge de las interacciones por contacto y la sensación de seguridad que ello les brinda.
Muchas culturas practican el masaje infantil (técnica que consiste en acariciar y frotar suavemente las extremidades del bebé) pues en él ven beneficios como:
Ayuda a conciliar el sueño del bebé.
Brinda a los padres y al bebé un vínculo afectivo y de comunicación.
Aumenta la confianza y la sensibilidad de los padres hacia las señales de su bebé.
Estimula el crecimiento y el desarrollo del neonato.
Alivia los gases y los síntomas de cólico.
Existen terapeutas de masaje infantil acreditados que ofrecen clases para enseñar las técnicas específicas. Sin embargo, muchos padres consideran que el tiempo que le dedican a su bebé les enseña cómo acariciarlo y abrazarlo.
Actividades y comportamientos normales del neonato
En algunos casos, la ausencia o la presencia de un comportamiento o una actividad en el recién nacido, pueden indicar un problema. Para saber qué esperar del bebé en sus primeros días, enumeramos algunos de sus comportamientos y actividades normales.
Reflejos:
Algunos movimientos del bebé son espontáneos y forman parte de sus actividades habituales. Otros responden a ciertas acciones. Los reflejos permiten identificar la actividad normal del sistema nervioso y del cerebro. Estos son algunos de los reflejos normales en los recién nacidos:
Reflejo de búsqueda: Este reflejo se produce cuando se toca o acaricia la comisura de la boca del neonato. El bebé vuelve la cabeza y abre la boca para seguir y “buscar” en la dirección de la caricia. Esto le ayuda a encontrar el pecho o el biberón para alimentarse.
Reflejo de succión: La búsqueda contribuye a la preparación del bebé para la succión. Cuando la comisura de la boca siente el contacto, el bebé comienza a succionar. Los bebés también tienen un reflejo de llevarse la mano a la boca que acompaña los reflejos de búsqueda y de succión y pueden chuparse los dedos o las manos.
Reflejo de Moro: Este reflejo a menudo se denomina reflejo de sobresalto porque se produce cuando el bebé se sobresalta por un sonido o movimiento estrepitoso. En respuesta al sonido, el bebé echa la cabeza hacia atrás, abre los brazos y piernas, llora, y después vuelve a colocar los brazos y piernas en la posición original. Algunas veces el bebé puede sobresaltarse con su propio llanto, lo cual inicia este reflejo. Este reflejo dura hasta los cinco a seis meses de edad.
Reflejo de prensión: El acariciar la palma de la mano del bebé provoca que el bebé cierre los dedos en un apretón. El reflejo de prensión dura solamente un par de meses y es más fuerte en los bebés prematuros.
Reflejo de Babinski: Cuando se acaricia firmemente la planta del pie, el dedo gordo se dobla hacia la parte superior del pie y los otros dedos se despliegan en abanico. Este reflejo normalmente dura hasta aproximadamente los 2 años de edad.
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