Durante el embarazo, los problemas buco-dentales son algo común. Los cambios hormonales hacen que la placa y las bacterias aumenten, que se debiliten las encías (gingivitis) o que se padezca un exceso de salivación.
Para evitar todo estos problemas que pueden surgir, son imprescindibles el calcio, el fósforo, las vitaminas y las proteínas (generalmente, no es necesario tomar un aporta añadido, es suficiente con una dieta equilibrada) ya que además de favorecer la correcta evolución del feto, evita cualquier tipo de alteración en la salud dental de la madre.
Caries: Si para cualquier persona se trata del problema buco-dental más frecuente, en las mujeres embarazadas se acentúa más aún esta tendencia. Se debe tanto a las alteraciones hormonales como a los cambios alimenticios. También contribuyen las irregularidades dietéticas con los frecuentes “antojos” (que generalmente son dulces) favoreciendo la formación de placa que puede terminar en caries.
En cualquier caso, hoy en día, un hijo no cuesta un diente como se solía decir antiguamente, ya que basta con realizar revisiones periódicas y extremar la higiene.
Gingivitis: La inflamación de las encías es una molestia también frecuente por la alteración hormonal que provoca que la bacteria del sarro o la placa dental reaccione de manera agresiva contra las encías. Durante el embarazo, sobre todo en el segundo trimestre, el dolor, la extrema sensibilidad y el sangrado pueden aparecer en las encías con el cepillado o al masticar.
Salivación: El exceso de salivación o sialorrea es otro síntoma común del embarazo en que, una vez más, el exceso de hormonas provoca alteraciones bucales. La sialorrea se presenta, sobre todo, en el primer trimestre al mismo tiempo que las nauseas y otras molestias típicas de la gestación, por lo tanto, es habitual que al finalizar los tres meses, estos síntomas desaparezcan. Si el exceso de saliva se convirtiera en algo excesivo y fuera acompañado de vómitos varias veces al día, es necesario consultar con el especialista para evitar caer en una hiperemesis gravídica, que obligaría a hacer un ingreso inmediato para tratar la deshidratación.
Visita a tu dentista
Para llevar el mayor control de la boca y evitar cualquier alteración o agravar alguno de estos síntomas que citamos anteriormente, bastará con que además de visitar periodicamente al especialista, se siga una buena higiene en casa atendiendo a:
Cepillado: A pesar de que sea molesto tanto en el caso de la gingivitis como en cualquier mujer que le produzca nauseas o arcadas en los primeros meses de embarazo, se debe prestar especial atención. Debería, incluso, aumentarse la duración del cepillado a los 7-10 minutos y hacerlo con ritmo enérgico para asegurar una buena limpieza.
Hilo Dental: Si se recomienda su utilización en la limpieza de cualquier boca, más útil aún resulta en el embarazo ya que la seda dental, ayudará a limpiar completamente la boca y eliminar cualquier resto de comida que se haya quedado entre los dientes y pueda desencadenar en una caries.
Enjuagues bucales: Aunque no son muy recomendables durante el embarazo porque la mayoría de sus componentes afectan a las encias irritándolas aún más, se pueden utilizar algunos colutorios específicos que recomiende el especialista que no contengan alcohol u otras sustancias agresivas. En cualquier caso, son pocas las mujeres embarazadas que toleran los enjuagues ya que suelen fomentar las nauseas a la mayoría de ellas.
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