La naturaleza femenina y todo lo que la rodea está plagado de mitos y leyendas. La mayoría de ellos proceden de una tradición popular que ha prestado más atención al mundo masculino y ha relegado a un segundo plano los "asuntos de mujeres", habitualmente cargados de cierta connotación negativa.
Ejemplos de ello son los cuentos que todavía corren respecto a la menstruación, al parto y también, como no, al embarazo. Una de esas fabulaciones "de toda la vida" son los antojos de las embarazadas, ¿qué hay de cierto en ellos?
Verdad o Mentira
Es innegable que en ciertas embarazadas se despiertan las ganas de comer determinados alimentos que antes de la gestación ni probaban. Se trata de los antojos. Hay mujeres que llegan a "hartarse" de queso; otras de tomates verdes; algunas optan por el consumo de café a todas horas y el resto comienzan a encontrarle cualidades a la fruta que antes no podían ni ver: chirimoyas, fresas, moras, kiwis…
No obstante, no todas las mujeres en estado tienen antojos.
Por lo tanto, aquí ya empieza la ficción. Estar embarazada no tiene como síntoma seguro sentir deseos irrefrenables de tomar "caprichos"; ni de despertar al marido -o compañero- a medianoche porque la mujer tiene una gran apetencia de engullir fresas con nata, y en la nevera no queda ni una.
La segunda parte de la creencia popular asegura que, si no se satisface ese deseo de comer inmediatamente, el bebé nacerá con una mancha en la piel en forma del alimento que no se ha llegado a ingerir.
Respecto a esto, sí que es verdad que ciertas personas nacen con una marca pigmentada en la piel de color más oscuro que el resto de la epidermis. Normalmente esta mancha tiene forma de fresa o mora. La tradición explica que estas marcas de nacimiento son el resultado del apetito que tuvo la madre por comer esas frutas durante el embarazo.
Todo tiene su explicación.
Como suele ocurrir, toda leyenda guarda una parte de fantasía y otra de realidad. Lo cierto de los antojos es que:
Durante la gestación el cuerpo de la mujer vive continuos cambios. Uno de ellos es el descenso de la cantidad de glucemia en sangre. Cuando esto ocurre la embarazada siente la necesidad de compensar ese estado con alimentos dulces, desde toda la gama de bollería hasta las frutas.
Otro caso que explica la existencia de los deseos de embarazada es la bajada de ácido clorhídrico que se produce en el estómago de algunas gestantes. El resultado es la preferencia por tomar comidas ácidas como los tomates, ensaladas con mucho vinagre…
En cuanto a las marcas de nacimiento, son angiomas o pequeñas transformaciones de la sangre que fluye por la zona superficial de la piel. Están llenas de melanina –de ahí su color oscuro-, son benignas y lo más pintoresco de ellas es su aspecto, que realmente guarda gran parecido con una mora o una fresa.
Desde | http://www.feminaactual.com
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