“Estábamos en un cajero automático de un mall. Mi marido llevaba de la mano a Felipe de dos años y lo soltó para sacar la tarjeta de su bolsillo. En un segundo nuestro pequeño hijo ya no estaba. En mis brazos llevaba a Sofía de un año y de la mano a Margarita de 4 años. Comenzamos a llamarlo y a buscarlo alrededor del cajero, pero no lo veíamos por ningún lado. Me puse histérica, comencé a gritar y a llorar. Mi marido corría por las tiendas buscándolo, yo seguía gritando que me ayudaran y mis dos hijas lloraban. En ese momento se me pasaron millones de cosas por la cabeza. Que se lo habían robado, que nunca más lo iba a ver. Luego de 15 ó 20 minutos, que se me hicieron eternos, vi a mi marido -que había corrido por todo el mall- con mi hijo Felipe en brazos. Corrí hacia ellos y sentí que me habían devuelto la vida. Sin embargo, ha sido la peor experiencia que me ha tocado vivir”, recuerda Paula (34).
“Estaba con mi mamá vitrineando en una gran tienda, de pronto el Nico de dos años se soltó de mis manos. No me preocupé porque lo estaba mirando. Se sentó en el suelo y comenzó a gatear entre los colgadores de ropa, pero yo no me preocupé porque lo veía. Me distraje dos segundos, lo volví a mirar pero ya no estaba. Me puse pálida, con taquicardia. Empecé a llamarlo, primero en voz baja y luego no tan baja, pero sin gritar. Mientras lo buscaba, mi mamá se alejó sin enterarse de lo que pasaba, no atiné a decirle nada, sólo seguía buscando desesperada. Sentía mucho calor en la cara y pensaba si tendría que buscar a un guardia, pero preferí no alejarme del lugar para no perder tiempo. Pasaron como 5 minutos, estaba desesperada. De repente me agaché y ahí estaba el Nico, sentado entre los montones de ropa, agarrado al fierro de un colgador. Para él era un juego, por eso estaba callado y no contestaba cuando lo llamaba. Para mí fue un infierno y los segundos parecían horas”, cuenta Paulina (32).
Perdidos en la multitud
Entre los 2 y los 5 años los niños son pura vitalidad y su curiosidad por el mundo que les rodea parece insaciable. Necesitan explorar, experimentar y sienten ansias de independencia. Sin embargo, este afán de libertad los lleva muchas veces a desorientarse y perder de vista a sus padres. Por eso es fundamental que tanto los papás como quienes estén a cargo de los menores tomen ciertas precauciones a la hora de exponerlos al peligro de perderse entre la multitud.
Entre los consejos prácticos que se entregan a la hora de evitar que se extravíen, sin caer en la sobreprotección, se consideran el que el niño siempre lleve puesta alguna prenda en cuyo interior tenga una etiqueta con su nombre, dirección y teléfono, datos que también debe recordar claramente. También es recomendable repetirle insistentemente que cuando salgan de paseo no se debe alejar de los adultos que lo acompañan.
Asimismo, debe saber que en caso de perderse, no debe pedir ayuda a cualquier persona, sino recurrir a un guardia o carabinero y comentarle lo que le pasa.
Si no es absolutamente necesario, es mejor evitar ir con el niño a lugares con aglomeraciones de gente o tumultos de cualquier tipo. En caso contrario, procure que lleve puesta alguna prenda de color llamativo para poder identificarlo rápidamente.
Entre las recomendaciones de Policía de Investigaciones y Carabineros, están el contar con una foto actualizada del niño, tener los teléfonos y direcciones de sus compañeros de curso y que tenga cédula de identidad, ya que eso impide el cambio de nombre y su inscripción fraudulenta. También es aconsejable que lleve consigo algún tipo de identificación que facilite el contacto con su hogar. Además, siempre es bueno que desde pequeños se les enseñe su nombre, apellido, dirección y teléfono. Asimismo, deben saber el nombre de sus padres, sin sobrenombres o diminutivos.
¿Qué hacer si se pierde?
Si aún con todas estas precauciones y una atenta vigilancia, el menor se extravía, lo primero que deben hacer los padres o adultos que lo acompañaban es recurrir rápidamente al servicio de seguridad más cercano, dar una descripción lo más detallada del niño, como características físicas, edad, nombre y vestimenta que lleva. Luego recorrer los tres últimos lugares del establecimiento por los que pasó junto al pequeño con anterioridad a su pérdida.
Al momento de encontrarlo, es necesario transmitirle antes que nada tranquilidad. Luego, cuando estén más relajados, será el momento adecuado para conversar y analizar juntos el motivo del extravío y la manera de evitarlo en el futuro. En caso que haya más niños en el hogar, es recomendable reunirlos a todos y explicar la situación para que tomen conciencia del peligro y sepan cómo actuar en caso que les ocurra a ellos.
Desde | http://www.padresok.com
jueves, 17 de abril de 2008
Niños extraviados: "Mi hijo se perdió"
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