miércoles, 16 de julio de 2008

Los médicos reclaman la legalización en España de las "madres de alquiler"

Expertos en medicina reproductiva han abogado este martes por legalizar en España el denominado "vientre de alquiler", siempre que este procedimiento se realice por razones estrictamente médicas y en los casos en que las mujeres no tengan otra manera de poder tener un hijo a partir de sus propios ovocitos.

En España, a diferencia de países como Estados Unidos o el Reino Unido, la Ley de Reproducción Asistida declara ilegal la práctica de las "madres de alquiler", en que una mujer "cede" su útero para que, a través de una fecundación in vitro, se le implanten los embriones de los futuros padres.

Este tipo de maternidad es una de las cuestiones que se han abordado en el XXIV Encuentro Anual de Medicina Reproductiva de Europa (ESHRE), en el que los expertos españoles han coincidido en destacar la necesidad de legalizar una práctica que aún está muy estigmatizada en la sociedad.

La destacada bióloga Anna Veiga, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, ha afirmado que "valdría la pena" despenalizar este procedimiento, si bien ha subrayado que su uso no se debería generalizar, sino que se tendría que aplicar "de manera pormenorizada", tras examinar detenidamente cada caso.

En esta misma línea se ha expresado la doctora Francesca Vidal, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha recordado que el "vientre de alquiler" nunca debería llevarse a cabo por cuestiones estéticas, sino por "condiciones médicas necesarias", es decir, cuando una mujer, por ejemplo, ha sufrido la extirpación del útero a causa de un cáncer y desea tener un hijo con sus ovocitos y el esperma de su pareja.

"No entiendo muy bien por qué en nuestro país este procedimiento no está permitido. Yo estoy absolutamente a favor", ha subrayado, por su parte, el doctor Juan Antonio García Velasco, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Madrid.

Límites de la fecundación 'in vitro'


Al margen del siempre controvertido tema de las "madres de alquiler", los más de 7.000 expertos que participan en este congreso también han tratado este lunes sobre los límites éticos y sociales que plantean las nuevas técnicas de fecundación in vitro, que han hecho posible que varias mujeres sexagenarias hayan sido madres.

Anna Veiga ha explicado que en España existe un "consenso" no escrito entre los profesionales de la medicina reproductiva para que no se trate a mujeres de más de cincuenta años, que es la edad aproximada en que termina el ciclo de reproducción natural de la mujer.

Sin embargo, siempre hay profesionales dispuestos a satisfacer las demandas de sus clientas, como la española de 67 años que dio a luz gemelos a finales de 2006 o la austríaca de 66 años que tuvo recientemente a su segundo hijo.

"Una mujer a los sesenta años no es que sea estéril, es que se le ha acabado el período reproductivo", señala Veiga, que considera que, ante casos como estos, es la sociedad la que debe determinar hasta qué momento es adecuado ayudar a estas mujeres.

"No somos nosotros los que decidimos si es éticamente adecuado llevar a cabo una fecundación a estas edades. Es toda la sociedad la que debe decidir si las mujeres pueden tener hijos más allá de los cincuenta años", ha insistido la prestigiosa bióloga.

Lo cierto es que cada vez son más las mujeres que retrasan su maternidad y que, por tanto, precisan de una fecundación in vitro para poderse quedar embarazadas.

Sin embargo, no sólo la edad avanzada dificulta que estas mujeres se queden embarazadas, sino también el hecho de que, al ser más mayores, hayan estado más tiempo expuestas a factores externos que "interfieren" en el ciclo reproductivo femenino, como son algunos productos derivados de la combustión de la gasolina, de los cosméticos o los insecticidas.

"Hay un aspecto social y también químico", ha precisado la doctora Carme Valls, directora del Centro de Análisis y Programas Sanitarios CAPS, que ha pedido que estas mujeres, antes de iniciar un tratamiento de fertilidad, tengan en cuenta si han estado expuestas a productos nocivos, para evitar someterse a un tratamiento que, pese a ser largo y costoso, puede no ser exitoso.

Desde | El Heraldo

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