Enfermeras del Hospital de Ciudad Real desarrollan un protocolo de actuación para la implantación del Método Canguro
Dos enfermeras de la Unidad de Cuidados Infantiles del Hospital General de Ciudad Real, dependiente del Gobierno de Castilla-La Mancha, han desarrollado un protocolo de actuación para la implantación del denominado Método Canguro, una técnica fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar de los recién nacidos prematuros.
Se trata de un método muy sencillo que consiste en poner al niño que ha nacido prematuro en contacto piel con piel con la madre, realizando ésta las funciones de la incubadora, con lo que ayuda a mantener la temperatura corporal del bebé, conservando su estabilidad, informó la Junta en nota de prensa.
El nacimiento de un niño prematuro puede suponer una situación traumática para los padres, ya que el bebé es un niño de bajo peso y con muchas complicaciones, que pasa varios días sin tener ningún contacto con la madre, lo que suele provocar un distanciamiento en sus progenitores al no saber reaccionar a esta situación.
Y esto es así porque aunque las madres muestran su disposición para coger al bebé prematuro, al principio sienten cierto temor al ver a sus pequeños en la incubadora sujetos a diferentes cables a través de los cuales respiran, comen o están monitorizados. Esta situación puede alargarse durante varios meses como es el caso de los niños con 26 semanas de gestación, que permanecen hospitalizados hasta que no alcanzan el kilo y medio o kilo setecientos gramos.
Con el Método Canguro se recupera el vínculo materno que se ha roto prematuramente. Para ello, se recomienda a las madres y padres que el contacto con el bebé se realice piel con piel, sin ropa alguna, para que los bebés reconozcan los latidos, los olores, etc., todo ello conducido a que se realice un acto tan natural como es coger a un hijo.
Las profesionales de enfermería que han redactado este protocolo de actuación, Almudena García Núñez y María del Puy López, recomiendan que el contacto entre padres e hijo dure al menos una hora, para evitar al bebé el estrés de sacarle y meterle en la incubadora, el cambio de temperatura, etc. Por el contrario, no se les pone tope al contacto, ya que es muy beneficioso y agradable y resulta un estímulo para el niño.
En el protocolo de actuación desarrollado se recogen las recomendaciones que se deben seguir para realizar el Método Canguro, entre ellas, colocar al bebé entre los pechos de la madre, en posición vertical, de modo que el pecho del niño quede en contacto con el de su progenitora. La cabeza del bebé debe mantenerse girada a un lado y ligeramente extendida. La temperatura del niño debe estar entre 36,5 y 37 grados y el bebé sólo precisará el uso de gorro, calcetines y pañal.
HUMANIZA LA ATENCIÓN AL BEBÉ
Con la práctica de este método se humaniza aún más la atención del bebé que debe estar en la incubadora, ya que recibir las caricias de la madre les relaja y supone un estímulo diferente al que percibe cuando el personal sanitario le toma la tensión o le pinchan para extraer sangre, actos que aún realizándose con sumo cuidado no dejan de ser agresivos para un niño prematuro.
En una encuesta realizada por las profesionales de enfermería que han desarrollado el citado protocolo entre las madres que han llevado a cabo esta técnica, se ha comprobado que las constantes vitales de los bebés, como saturación de oxígeno y frecuencia cardiaca, mejoran y disminuyen los periodos de apnea -interrupción de la respiración--.
También se ha demostrado que para las madres supone un estímulo, ya que contribuye a aumentar la producción de leche, favoreciendo un inicio más temprano de la lactancia materna, y disminuye el estrés producido por el ingreso de su hijo en una unidad de cuidados intensivos.
En la misma encuesta también se recoge la importancia que adquiere este método para las madres, que lo perciben como beneficioso para ambos de forma unánime y como una experiencia que recomendarían a otras mujeres con niños prematuros.
El Método Canguro fue ideado en 1978 por unos médicos colombianos como técnica para aumentar la supervivencia de los bebés nacidos de bajo peso en un país en el que por entonces había una alta tasa de natalidad lo que obligaba incluso a que los niños prematuros tuvieran que compartir incubadora.
Según Almudena García, una de las autoras del protocolo, aunque en sus inicios esté método se utilizó en países en vías de desarrollo, hoy en día está implantado en las unidades de neonatología de los hospitales de los países desarrollados, porque "aunque disponemos de la última tecnología, no debemos olvidarnos de lo más básico, que es el contacto humano".
Desde Europa Press
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