viernes, 28 de noviembre de 2008

Un bebé en casa: criterios de lógica económica

En la mayoría de nosotros, antes o después se despierta el instinto paternal y nos animamos a la aventura de ser papás, o nuestros hijos llegan sin saber exactamente cómo pero somos padres, sus padres, los más felices del mundo. Como cualquier familia, nuestras aspiraciones paternales es conseguir lo mejor para nuestros hijos, cueste lo que cueste, que lleguen más lejos y con menos dificultades que nosotros hemos superado por el duro camino que nos impone la vida.

Conseguir estas metas, además de la infinidad de aspectos inmateriales y sentimentales que le tendremos que dar durante toda la vida, implica unos costes económicos que sabemos cuando comienzan, pero no existe un consenso muy claro o determinable de cuando acaban. Situándonos en el periodo más desprotegido y quizá más complejo de los que afrontamos como padres, podemos pensar en los dos pirimeros años de vida de nuestro hijo.

La primera premisa que debemos grabar en nuestra mente y parafraseando un principio contable es "correlacionar nuestros ingresos con nuestros gastos". En este caso particular, no hablamos de ingresos, pero cuando hablamos de ahorro o consumo inteligente, debemos ser muy conscientes de hasta donde podemos llegar. Para no perder de vista este punto, todos los gastos que tengamos que afrontar de forma única conviene que nos fijemos un estricto presupuesto, en función de los precios y calidades que ofrece el mercado.

Mobiliario y accesorios para el bebé

Como gastos únicos como norma general, tenemos que preparar la habitación del bebé, su cuna, el carrito y complementos de sillas para el coche...

Por mi experiencia como padre, hay dos que son prescindibles, dígase la minicuna, o cuna que se utiliza durante los dos-tres primeros meses, puesto que se puede utilizar la cuna definitiva desde el primer día, y como segundo gran error preparar un dormitorio completamente infantil, que en un futuro muy breve, nuestros hijos van a opinar, criticar y querer cambiar.
Por otro lado, dentro de la gran amalgama de artículos de puericultura infantil, hay algunos que probablemente no lleguemos nunca a utilizar, como por ejemplo calientabiberones (si tenemos microondas, es un atraso adquirirlos), esterilizadores, dado que el tratamiento de desinfección en una cuba especial bajo mi punto de vista e incluso pediátrico es una soberana tontería siguiendo las normas generales de higiene que tenemos en cualquier hogar.

Otro punto bastante costoso, es el carrito y accesorios así como la silleta para el coche. En el primero, debe primar su utilidad práctica de transporte, plegado y bajo peso frente a marca y diseño, y en el segundo, la seguridad. Imprescindible que esté homologada y certificada, que no por ello significa que sea la más cara del mercado, existiendo una variedad muy extensa de marcas blancas en este punto.

Alimentación

Es preferible siempre y cuando sea posible dar el pecho a los recién nacidos. Sin entrar en los aspectos médicos o fisiológicos de la cuestión, obviamente es más barato que la alimentación sustitutiva con leche artificial. No obstante, si no se quiere realizar o no se puede, cuando hablamos de escoger una marca o tipo concreto de leche infantil, manda el consejo pediátrico en primer lugar, a la par que la tolerancia del bebé por la leche recomendada. No vale introducir ni la más barata ni la más cara, por los dos motivos anteriores.

Igualmente, este punto va a ser una tónica con el resto de alimentación que se le introduce al bebé, como cereales, potitos, comida casera preparada para ellos.

Logística familiar

Conciliar la vida familiar y laboral es una labor casi imposible en muchos puntos. Estos problemas se agudizan cuando los dos padres trabajan y llegan los hijos. Recurrir a la guardería o a la familia más cercana son las soluciones más viables. Como no todos tenemos la familia cerca, o tampoco pueden echarnos una mano a diario, contar con los servicios de guardería o niñera es imprescindible.

Entre las dos anteriores, la opción más económica suele ser la guardería, y antes que mirar los precios debemos confirmar sus antecedentes y que tengamos una verdadera sensación de seguridad plena cuando dejemos allí a nuestros hijos. No olvidemos que casi todas las poblaciones cuentan con guarderías públicas o concertadas, que por norma general, pero no siempre, van a contar con instalaciones más grandes o mejor preparadas que las privadas. Además suelen contar con subvenciones que van correlacionadas inversamente con los ingresos de los padres.

Ayudas y Subvenciones

Dentro de las políticas del estado de bienestar, una labor de todos los gobiernos democráticos, ha sido paliar y primar a los padres, siendo estas figuras potenciadas en la última década. A nivel estatal, contamos con dos incentivos para paliar la nueva situación familiar con la llegada de un hijo:

  • Ayuda de 2.500 euros por nacimiento o adopción.

  • Ayuda de 100 euros mensuales para las madres trabajadoras.

  • Bajas maternal durante 16 semanas para la madre y 13 días para el padre, en donde la retribución salarial de los padres durante estos periodos es asumida por el Instituto Nacional de la Seguridad Social.

A nivel autónomico e incluso local, las distintas administraciones tienen también subvenciones y ayudas para paliar los efectos económicos adversos que origina tener un hijo; labor que tendremos que averiguar en nuestras poblaciones de residencia.

Como conclusión, extraemos que la felicidad de tener un hijo acarrea unos costes muy importantes dentro de la economía familiar, en donde la previsión y gasto responsable deben ir cogidos de la mano, quizá con más fuerza que en otros puntos de toda nuestra vida.

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