Si tienes un niño pequeño probablemente ya lo has visto: la presión está puesta en leer temprano. Tal vez hayas escuchado que otros padres eligiendo preescolares “académicos” o debatiendo diferentes sets de “lectores tempranos”. Hoy en día, incluso puedes encontrar un niño o dos leyendo libros de capítulos al final del jardín de infantes.
Si estas pensando: “Espera un momento!” no estas sola: muchos expertos en la lectura comparten tus preocupaciones. “A dónde vas tan deprisa?” dice Joanne Rossi, especialista en lectura y decana del School of Education at Notre Dame de Namur University. En mas de treinta años de investigación y práctica, ella ha llegado a una simple conclusión: los niños aprenderán a leer cuando estén listos, y no antes.
Es natural querer que tu hijo se mantenga al día con sus pares, pero las apariencias pueden ser decepcionantes. De acuerdo a Rossi, algunos otros estudiantes parecen tener éxito temprano, pero pueden ser sólo “llamadores de palabras”, que carecen de un rango completo de habilidades sociales, emocionales y cognitivas que necesitan para comprender y disfrutar lo que leen. Y los lectores precoces no pueden esperar ventajas garantizadas a largo plazo: por tercer grado, los otros estudiantes generalmente se ponen al día.
Muchas veces, ella explica, los niños no están preparados para la lectura independiente a la edad de cuatro o cinco, y presionarlos puede tener efectos a largo plazo. En algunos casos, ellos se pausarán temprano, “fracasando,” como dice Rossi, “antes de tener la oportunidad de tener éxito.” Los déficits específicos de lectura pueden ser identificados más tarde, ella agrega, pero la baja autoestima que resulta del fracaso temprano es “un problema que puede tomar años resolver.”
Enfrentados a posibilidades tan horribles, que deben hacer los padres? Rossi, como muchos investigadores, recomienda enfocarse no en destrezas pero en un amor a la lectura y los libros. Lean en voz alta, ella insiste. Saboreen fotos, y señalen lo que es conocido como “impresión ecológica,” como señales en la ruta o etiquetas de comida. Hablen, hablen, hablen de todo esto y manténganse relajados. Cuando un niño comienza a preguntar sobre palabras, a “leer” usando imágenes y palabras visuales, y a reconocer sonidos de letras, luego él o ella ha comenzado un sólido y natural camino a la lectura.
Para muchos niños este viaje comienza alrededor de los cinco años, y es verdaderamente entretenido. Pero si sucede a los seis años en vez, o incluso siete, los expertos insisten en que respetes es ritmo más lento. Como el Dr. David Elkind, profesor y autor del renovado libro The Hurried Chile, discute, “Pienso que Frederick Froebel, inventor del jardín de infantes, lo dijo mejor… ‘los niños necesitan aprender el lenguaje de las cosas antes de aprender el lenguaje de las palabras.’” En otras palabras, cuando de trata de amantes de la lectura, hay mucho espacio para pájaros “tardíos” también.
Desde | http://www.educacioninfantil.com
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