Numerosas investigaciones han demostrado los beneficios que dar el pecho tiene para la mujer y su hijo. Las madres tienen, a la larga, menos riesgo de cáncer de ovario y de mama, además de una mayor facilidad para perder los kilos ganados durante la gestación. Los recién nacidos padecen menos infecciones respiratorias y gastrointestinales y tienen una tasa más baja de diabetes tipo 2 y obesidad. En los países en vías de desarrollo, además, mejora la supervivencia infantil y es una buena ayuda para el control de la natalidad.
Tras el advenimiento de las primeras leches en polvo sustitutas de la materna, allá por 1860, la tasa de amamantamiento ha ido cayendo paulatinamente en medio mundo. A mediados de los 70 del siglo pasado varios países se percataron de los daños que provocaba la 'cultura del biberón' y decidieron tomar cartas en el asunto. Hoy en día, la mayor potencia mundial ha logrado situar el porcentaje de madres que dan el pecho en un 73% y está muy cerca de alcanzar su objetivo para 2010 de llegar hasta el 75%. La asignatura pendiente es lograr que la lactancia se mantenga más allá de los seis meses y que sea exclusiva en la medida de lo posible.
El Grupo Especial de Servicios Preventivos de EEUU, una comisión independiente de expertos en atención primaria, ha tenido mucho que ver en el renacimiento de la lactancia natural a través de sus recomendaciones. Ahora, en las páginas de la revista 'Annals of Internal Medicine', publican la revisión de estas guías, basándose en el análisis de 25 ensayos realizados en este y otros países.
La conclusión es clara: "Repartir panfletos entre las gestantes o decirles simplemente que den el pecho no es suficiente", ha señalado Ned Calonge, presidente del grupo. "Las intervenciones multifacéticas para promover la lactancia funcionan". Las más efectivas para aumentar la duración del periodo de amamantamiento, a tenor de lo estudiado, son aquellas que funcionan en la fase pre y posnatal. La promoción en los servicios de atención primaria mejoró notablemente la tasa de madres que se iniciaban y continuaban dando el pecho a sus vástagos, según apunta el trabajo, comparado con los cuidados ordinarios que reciben las embarazadas.
Educar a las madres y sus familias acerca de sus beneficios, ofrecer apoyo directo durante el amamantamiento de los niños y educar y entrenar a los profesionales sanitarios en estas cuestiones son algunas de las cosas que ayudan y alientan a las mujeres a dar el pecho a sus hijos. La única pega que los expertos ven a estos programas es que eventualmente una madre sienta que ha decepcionado a su pequeño por no poder darle el pecho, con las consecuencias psicológicas que pueda esto acarrear. No obstante, coinciden en que es posible promoverla sin crear este sentimiento de culpa.
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