Cuando por fin tienes en tus brazos al niño que llevaste durante nueve meses en tu vientre, sentirás una emoción increíble. Pensarás lo maravillosa que es la naturaleza al darte la oportunidad de tener un ser humano que es parte de ti. El apego (bonding en inglés), es parte de ese sentimiento. El amor que empezarán a sentir tú y tu hijo será indescriptible y esto será para toda la vida.
El psicoanalista inglés, John Bowlby (1907-1990), describe la conducta del apego como cualquier forma de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido. En el caso de la relación madre e hijo, la interacción del bebé con el ambiente y en especial con la madre posibilitan dicha conducta. Es decir, a medida que pasan los días, tu hijo irá sintiendo cada vez más amor y cariño por ti, cuando le des afecto, lo amamantes y acompañes.
El apego se comienza a sentir durante los primeros días o minutos después del nacimiento y dura de los 8 a los 36 meses. Pero pasa en otras ocasiones que las madres no sienten un apego instantáneo por sus hijos. En estos casos, no te sientas mal. Las razones pueden ser múltiples y van desde un parto traumático, hasta sentirte insegura y angustiada al ser madre primeriza. No quiere decir que seas o vayas a ser una mala mamá. Porque el amor entre madre e hijo puede que no sea algo inmediato o automático, sino que se va adquiriendo con el tiempo.
Bowlby plantea que el apego se va dando a través de una serie de conductas que derivan en el vínculo madre e hijo. Todo se manifiesta mientras el niño te reconoce y sabe que tú siempre le entregarás cariño y amor. Así, mientras cuides de las necesidades básicas de bebé, tu hijo percibirá el interés que tienes tú por protegerlo, como también sentirá seguridad, consuelo y agrado.
Desde | Babysec
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