La falta de anestesistas obliga a suspender la epidural en los alumbramientos en un hospital español. Mujeres embarazadas encabezan una campaña de protestas
Verona Campos acaba de salir de cuentas. Será su segundo parto, pero no puede evitar ponerse nerviosa. Tuvo a su primer hijo hace tres años en Monforte por cesárea y esta vez confía en tener una experiencia de la que disfrutar. Sin intervención quirúrgica, pero también sin dolor, porque quiere que le pongan la anestesia epidural. Tiene suerte, porque será una de las ultimas parturientas que recibirán la epidural. No hay anestesistas suficientes para garantizarlo.
La epidural llegó a los partos al hospital de Monforte hace unos cinco años, más tarde que a algunos hospitales de la red pública gallega pero antes que en otros, como el de Lugo, por ejemplo. Desde entonces se le pone a todas las parturientas que la piden y no presentan ninguna complicación que la haga imposible o contraproducente. Hasta ahora, porque la plantilla de anestesistas de Monforte se ha quedado bajo mínimos. El hospital tiene asignados seis. Una está de baja por maternidad, otra tiene una excedencia, y una tercera está embarazada y ha dejado de hacer guardias. Esta situación lleva meses dando problemas en cirugía, hasta el punto que el hospital se ha visto obligado a ofrecer por primera vez a los pacientes la posibilidad de operarse en clínicas privadas. «No hay anestesistas para cubrir las vacantes», aseguran en la dirección del centro.
Pero es que ahora llega el verano y uno de los tres anestesistas restantes se va de vacaciones mañana y los otros dos lo seguirán en los meses sucesivos. Así que este verano se quedarán dos para atender el servicio. Como siempre tiene que haber uno presente para atender urgencias, no queda margen para tener a otro de guardia localizable por si llega un parto.
Marcharse para parir
La noticia trascendió a finales de la semana pasada y las primeras en reaccionar fueron las mujeres que asisten a las clases de preparación al parto en el centro de salud local. La sesión de este lunes la transformaron en una asamblea en la que decidieron moverse y protestar. Esa misma tarde reunieron a medio centenar de personas en una concentración en el hospital. Ayer, tras entrevistarse con el director del centro y con el alcalde de Monforte, una de las portavoces de las parturientas, Teresa González, resumía así lo que reclaman: «Non somos catro embarazadas que non queremos ter dores, o que queremos é non ter problemas no parto que non se poidan solucionar porque o único anestesista está con outra urxencia e temos claro que non queremos ter que marchar de Monforte para parir».
Su reacción ya ha conseguido algo. La dirección del hospital les garantiza que se mantienen las consultas de preanestesia, anuladas la semana pasada. Así podrán parir con epidural en Ourense o en Lugo. En su reunión de ayer, el director, Javier Puente, que se ha dado de bruces con este conflicto a pocos días de que la nueva conselleira lo releve del puesto, anuncia acuerdos con anestesistas de Ourense para que este verano hagan guardias en Monforte. Pero en la consellería admiten que puede haber partos que se queden sin epidural. En esos casos, garantizan el traslado al hospital más cercano si la mujer quiere. Verona Campos lo tiene claro, pediría el traslado. «No sé lo que es un parto sin epidural, pero tengo claro que si hay medios no tengo por qué aguantar el dolor».
Desde | La Voz de Galicia
No hay comentarios:
Publicar un comentario