sábado, 27 de junio de 2009

No a la miel antes del primer año de vida

Según un informe del Comité Nacional de Pediatría chileno, es muy peligroso el consumo de miel por parte de bebés menores de 1 año. Esto se debe a que tanto la miel de caña, como la de abeja, pueden contener esporas de Clostridium botulinum que producen una neurotoxina en el intestino, aún inmaduro, del lactante, causante del Botulismo infantil. Lo normal es que se presente una recuperación completa cuando se descubre la enfermedad tempranamente y se brinda el tratamiento de soporte. Los casos complicados pueden derivar en muerte o discapacidad permanente.

El botulismo es una enfermedad infrecuente que se caracteriza por parálisis fláccida descendente aguda. El bloqueo neuromuscular es causado por la neurotoxina producida por el Clostridium botulinum, bacteria Gram positiva anaeróbica obligada y formadora de esporas, su hábitat natural en todo el mundo es el suelo, el polvo y los sedimentos marinos. La enfermedad no tratada oportunamente tiene una alta letalidad (20-25%); habitualmente, la causa de muerte es la asfixia por parálisis respiratoria.

Los primeros síntomas son falta de energía, poco apetito, constipación, llanto débil y falta de fuerza muscular. Ante la aparición de cualquiera de estas alertas se debe consultar inmediatamente al pediatra. Recibiendo el tratamiento adecuando a tiempo no debiera quedar ninguna secuela.

Es bueno indicar que el consumo de miel no es sinónimo de del desarrollo de esta condición, pero como siempre es mejor prevenir que lamentar, los pediatras no recomiendan introducirla en la dieta del bebé hasta pasado el primer año de edad.

Muchos hemos escuchado de madres que ponen miel en la tetina del biberón de sus hijos para calmarlos, sin saber que en realidad les están exponiendo a un peligro. Al consumirla pueden desarrollar botulismo y si no es tratada en su momento producirá parálisis muscular y respiratoria, y en casos muy aislados la muerte.

Es importante que los padres consulten con su doctor acerca de los alimentos que puede o no consumir el bebé y a partir de que edad se pueden introducir en su dieta. También es primordial descartar cualquier tipo de alergias a determinadas enzimas presentes en algunos alimentos de uso común, como la leche o el trigo.

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