Si para tí tomar la decisión de llevarlo a la guardería fue difícil, imaginate para tu bebé. Separarse de los padres siempre es angustiante para los niños. Ir a la guardería y despedirse sin llorar es un proceso que requiere su tiempo.
Si tu hijo no quiere ir a la guardería o llora cada vez que lo dejas allí, es normal. Al principio se quedará llorando porque está en un lugar nuevo, sin tí, y tiene miedo. No sabe cuándo vas a volver a buscarlo ni puede medir el tiempo que estará allí. Una vez que reconozca el lugar y sepa que todos los días regresas a buscarlo, se adaptará y empezará a disfrutar.
Los primeros días es conveniente que no lo lleves en brazos. Para que pueda empezar a sentirse independiente, llévalo de la mano, despídete con un beso y dile que en unas horas lo vuelves a buscar. No hagas muy larga la despedida porque será más difícil para los dos. Seguramente llorará, pero quédate tranquila porque quienes lo cuidan están acostumbrados y sabrán como manejar esta situación. Si te preocupas demasiado tu hijo lo notará, y no es conveniente magnificar el tema, lo debe tomar como algo natural.
Qué hacer
- Si piensas que puede tranquilizarlo, dale a tu pequeño un objeto familiar que lo reconforte durante tu ausencia.
- Al llegar, distrae a tu niño preguntándole a la maestra qué actividades van a hacer ese día. Coméntalas con tu bebé y bríndale recomendaciones de todo tipo.
- Aunque estés saturada de llanto y no puedas soportar una lágrima más, nunca lo sobornes prometiéndole cosas a cambio de que entre a la guardería sin llorar.
- No apeles a las comparaciones ni lo hagas sentir mal o humillado por llorar. Sus sentimientos son legítimos.
- Nunca mires para atrás al irte.
- Intenta no llegar tarde a la hora de ir a buscarlo.
Puede pasar que ya esté adaptado y parezca que no tiene más problemas en quedarse, pero en determinado momento comience a decirte que ya no quiere ir. Es habitual que ocurra después de unas vacaciones o algún período de enfermedad que estuvo sin ir. Se acostumbra a estar contigo y después es difícil separarse. Pero esta vez será más fácil la readaptación, porque ya conoce el lugar y a los profesores.
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1 comentario:
Ay de sólo pensarlo se me hace un nudo en la garganta. Yo me pongo a llorar con el chico. jajaja.
Que duro se me va a hacer ese momento.
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