El desarrollo de tu bebé
En esta primera semana del tercer trimestre, el bebé ya tiene un aspecto similar al que tendrá al nacer, salvo porque es más delgado y más pequeño. Los pulmones, el hígado y el sistema inmunológico todavía tienen que madurar, pero si el niño naciera ahora, seguramente tendría posibilidades de sobrevivir.
Tu bebé está ya ocupando casi todo el espacio en tu útero. Está del tamaño de una coliflor, pesa unas 2 libras (casi un kilo) y mide alrededor de 14,4 pulgadas (36,5 centímetros), desde su cabecita hasta los talones. Ahora abre y cierra los ojitos, se chupa el dedo, y tiene ya su horario regular de dormir y estar despierto. Sus pulmones todavía no están totalmente desarrollados, pero si naciera antes de tiempo, podría respirar con ayuda. Y si súbitamente sientes unos saltitos rítmicos... ¡seguramente es que tiene hipo! A partir de ahora será bastante común que notes cuando esto ocurre. El hipo no suele durar mucho y además, a él o a ella no le molesta, así que disfruta las cosquillitas que te hace. Por otro lado, el bebé está ahora más activo porque su cerebro está cada vez más desarrollado.
A medida que la audición continúa desarrollándose, tu bebé comenzará a reconocer tu voz y la de tu pareja. Los sonidos se escucharán amortiguados, ya que los oídos todavía están cubiertos por una sustancia cerosa (vérnix) que protege la piel y evita que se agriete con el líquido amniótico.
Tu cuerpo
Instintivamente su cuerpo nutre y protege al bebé durante el embarazo, pero el cuidado de un recién nacido es algo que se debe aprender. Considera anotarte en una clase de maternidad a través de un centro comunitario o un hospital para aprender sobre temas relacionados con el parto, opciones para el control del dolor, qué esperar después del parto, problemas comunes del recién nacido, creación de un ambiente seguro para el bebé, amamantamiento y alimentación con fórmula, y reanimación cardiopulmonar del bebé. Aprender lo más posible sobre el parto y los bebés te ayudará a sentirse segura, especialmente si eres madre primeriza.
Tu cuerpo se prepara para la recta final y puede que empieces a notar nuevos síntomas, como el dolor de espalda. Alrededor de la mitad de las embarazadas padece algún tipo de dolor de espalda, especialmente el dolor en la parte posterior de la pelvis. Es un dolor que se siente muy adentro de las nalgas, en uno de los lados de la espalda o en ambos, y puede ir acompañado de dolor en la parte posterior de los muslos.
También es posible que sientas calambres en los músculos de las piernas por el aumento de peso y porque el útero hace que trabaje más el sistema circulatorio. Una forma de aliviar los calambres es estirar los músculos de las pantorrillas: ponte de pie, con la rodilla un poco doblada y el talón apoyado en el suelo, apunta los dedos de los pies hacia adelante y flexiónalos luego hacia arriba, hacia la espinilla. Caminar durante algunos minutos o un masaje en la pantorrilla también ayuda.
Desde | K.H
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