lunes, 17 de agosto de 2009

Hostigadores jóvenes son más crueles y violentos que los adultos

* Se encaprichan con sus víctimas y tratan de imponer una relación
* Su acoso es más directo, intenso y agresivo
* La mayoría de las acosadas es conocida
Las bombardean a 'sms' y a llamadas telefónicas; las persiguen y las espían durante meses e, incluso, años y en la mitad de los casos las acaban agrediendo física o sexualmente.

El acoso de adolescentes y jóvenes es más directo, intenso y violento por lo que difiere mucho del de los adultos. Se sabe ahora, gracias a un estudio que ofrece el primer examen sistemático de los jóvenes hostigadores.

Psiquiatras y psicólogos australianos, liderados por Paul Mullen, de la Universidad Monash, han llevado a cabo el trabajo partiendo de los casos de 875 chicos y chicas que habían obtenido una orden de alejamiento de sus víctimas tras el juicio realizado en los Juzgados para Niños de Melbourne.

"De todos ellos, 299 entraron en la categoría de hostigadores. La mayoría, varones con edades comprendidas entre los 9 y los 18 años. Un 79% cursaba estudios en la universidad, mientras que un 8% estaba en la escuela elementaria y un 11% trabajaba", aseveran los autores en la última edición de 'The British Journal of Psychiatry'.

Un 36% eran chicas acosadoras, "una cifra menor que la de los varones pero muy elevada en comparación con las adultas", determina la investigación que insiste que mientras que los chicos intimidan a las chicas, éstas suelen buscar víctimas de su mismo sexo.

Los trabajos sobre acosadores han estado históricamente asociados al comportamiento en adultos y, hasta ahora, no se había realizado ninguna investigación empírica sobre la extensión, naturaleza e impacto del hostigamiento juvenil. En parte, porque tradicionalmente algunos especialistas han considerado que este tipo de actitud es rara y poco común.

"Este hecho es sorprendente si se considera que este comportamiento se produce en pleno desarrollo psicosocial del asaltante y de sus víctimas, que también son jóvenes", exclaman.

Los datos que 'dibujan' el perfil de estos jóvenes establecen que la mayoría de sus víctimas es mujer, con una edad media de 18 años, y en el 98% de los casos conocía ya a su acosador, bien por cursar estudios con él, bien por el entorno familiar, por ser una ex novia, una vecina o tener amigos comunes.

"A diferencia de los hostigadores adultos, los de menos edad suelen estar encaprichados con sus víctimas y tratan de imponer una relación que ellas no desean. Además, en muchos de estos casos el instigamiento es una prolongación del 'bullying'", reza el trabajo. De hecho un 28% empezó su 'persecución en el colegio'.

120 días de acecho

La forma de acosarlas, además de insistente, tiende a establecer contacto directo con la víctima. Así un 76% de los perseguidores se dirigía directamente a sus víctimas, buscando la aproximación física, además de que el 67% empleaba también el teléfono.

El tiempo de 'persecución' oscila entre los 16 días a los seis años, con una media de 120 días. En un 30% de los casos el acorralamiento de las víctimas se llevó a cabo con la 'colaboración' de un amigo, más en el caso de las chicas acosadoras que en el de los chicos.

En el otro lado de la balanza está el sufrimiento de las víctimas. La mayoría padeció amenazas veladas, pero "resulta alarmante que un 54% fuera físicamente agredida. Cinco de ellas fueron violadas, pero en dos casos la situación fue bastante grave...Una de ellas tenía 14 años y fue raptada, mientras que la otra de 15 sufrió el ataque de su ex-novio a la hora del recreo del colegio", explican los investigadores.

Los cortes y las magulladuras fueron lesiones comunes en las víctimas, aunque también hubo casos de pérdida de consciencia por culpa de los golpes sufridos en la cabeza.

En cuanto al impacto psicológico, muchas de las acosadas reconocieron faltar a clase y haber bajado en el rendimiento académico. Tanto ellas como sus padres confesaron asimismo experimentar altos niveles de ansiedad y depresión. Y en dos de ellas, con depresión severa, se produjeron ideas suicidas. Una tuvo que ser hospitalizada por este motivo.

"Por falta de informes no hemos podido establecer cuántos asaltantes tienen enfermedad mental o abusan de drogas... No obstante, los datos ponen en evidencia que el hostigamiento juvenil es un problema serio y que la intervención precoz puede servir para reducir el número de acosos en el futuro. Asimismo, se debería evaluar la eficacia de los programas preventivos en las escuelas", comentan los investigadores.

Desde | El mundo

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