miércoles, 26 de agosto de 2009

Limitar el peso en embarazadas podría ser un error

Numerosos estudios así lo demuestran: la dieta de la embarazada no es óptima y las deficiencias que presenta de algunos nutrientes ya se producen antes de la gestación.

Y es que, como apuntó Rosa Ortega, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, durante su intervención en la primera mesa redonda celebrada la semana pasada en Tarragona en el marco de las Jornadas nacionales de alimentación del Consejo de COF, "en la edad fértil la preocupación por el peso tiene más protagonismo que la búsqueda de una dieta sana y al comenzar la gestación el aumento de las necesidades hace que los trastornos nutricionales se mantengan o empeoren".

Otro problema, según Ortega, es que "la mayor parte de las embarazadas recibe como mensaje prioritario la necesidad de limitar el aumento de peso, lo que provoca, por desconocimiento, errores sobre pautas convenientes para el control de peso que se traducen en ayunos o dietas desequilibradas".

Por este motivo, uno de los principales mensajes que se transmitieron en esta mesa que abrió las jornadas es que está en la mano de los farmacéuticos y de los profesionales de la salud, acabar con las falsas creencias y mejorar la alimentación de la embarazada, sin olvidar que después hay que seguir aconsejando para garantizar la correcta alimentación del recién nacido.

Centrándose en la futura madre, Ortega comentó que lo primero que hay que transmitir es que en estos nueve meses no es suficiente comer más por ese ligero incremento de las necesidades energéticas sino que hay que cambiar de hábitos.

"El embarazo es una situación delicada, ya que las necesidades de energía aumentan relativamente poco, un 10 por ciento en la segunda mitad de gestación, mientras que los aportes de vitaminas y minerales se incrementan en mucha mayor proporción, hasta un 50 por ciento en relación con el ácido fólico o la vitamina B6".

Pero, como se suele repetir en estos congresos, es más fácil que una persona cambie de creencias religiosas que de hábitos alimenticios, y Ortega así lo cree. De hecho, trajo a colación diversos estudios que demuestran que la gestante, aunque aumenta el consumo de ciertos alimentos, como frutas, verduras y lácteos, no alcanza las cantidades diarias recomendadas.

"Incluso se ha visto que algunos alimentos, como los cereales, apenas son consumidos porque están asociados con ese aumento de peso". Sobre este punto, Ramón Torno, jefe de la Unidad de Gastroenterología Infantil y Nutrición del Hospital Quirón de Barcelona, fue muy contundente: "En la actualidad no hay evidencia científica que apoye las restricciones dietéticas por parte de la madre lactante o embarazada".

Mejor control

Pero el problema no sólo está en la embarazada sino también en la asistencia que recibe. Y es que, según la experta en Nutrición, "no existe un buen control de cuáles son los alimentos y bebidas que consume cada día ni se hace de manera rutinaria una valoración sanguínea de situación nutricional".

Por tanto, defiende que el control nutricional "mejore en el futuro porque los desequilibrios, aunque sean ligeros, pueden tener un impacto importante en la salud de la madre y del niño".

Por poner algún ejemplo: las deficiencias de vitaminas y minerales de la madre en la etapa periconcepcional se asocian con mayor riesgo de tener descendientes con malformaciones congénitas e incrementa el padecimiento de náuseas, hipertensión gestacional o abortos espontáneos".

Las proteínas

Sobre la alimentación del recién nacido, Ricardo Closa, de la Unidad Neonatal del Hospital Universitario Juan XXIII, de Tarragona, advirtió de que la ingesta de proteínas superior "puede aumentar el crecimiento insulínico tipo I, disminuir la secreción de hormona de crecimiento y la lipólisis".

Estas teorías están demostrándose en un estudio realizado por un grupo de expertos internacionales del Programa Europeo de la Obesidad Infantil, en el que están viendo cómo los niños amamantados presentan mejores parámetros de crecimiento que los alimentados con fórmulas infantiles caracterizadas por tener mayores cantidades de proteínas en comparación con la leche materna, "siempre dentro de los límites establecidos legalmente".

Desde | Correo Farmaceutico

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