
Como padres, solemos sentir la necesidad de alentar a nuestros hijos a ser más desenvueltos y sociables, y en esta necesidad cometemos algunos errores, como el presionarlo para reaccionen ante gente o situaciones nuevas, antes de que se sientan seguros de hacerlo. Respeta sus momentos de silencio.
Otro error común es catalogarle como tímido(a). El niño al tiempo, asumirá esta condición y no mostrarán ningún esfuerzo por cambiar su conducta.
Ahora, pregúntate que tanto has fomentado tú, esa timidez, y cómo podrías ayudarle.
Así como es nocivo obligarlo a platicar o responder ante gente desconocida, lo es hablar, responder o disculparse por ellos, ya que no únicamente le robas la oportunidad de enfrentar sus miedos, sino que le éstas creando un patrón de dependencia a tu protección.
Acércate a tus niños y pregunta como se sienten al estar con gente adulta o con compañeros nuevos, si necesitan tiempo y como puedes ayudarlos a tener esa confianza. Juega con ellos a saludar, proponle que sea el o ella quién diga “buenos días” al entrar a alguna tienda, así como despedirse. Sugiere, nunca obligues. No todos los niños pueden ser “el alma de la fiesta” pero al menos puedes logar que tu pequeñín tenga un buen y agradable grupo de amigos con los cuales disfrutar su infancia.
Si la conducta de tu hijo no cambia, y notas que su timidez representa ya un problema grave, con síntomas como depresión, aislamiento, y bajo aprovechamiento escolar, consulta a un especialista para una segunda lectura de su caso.
Desde | Pekos Magazine
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