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Los aportes nutritivos de la leche materna son innegables; pero al sexto mes de nacido el bebé debe empezar a incorporar a su alimentación productos de consistencia más sólida, lo cual suele causar estragos en su digestión, como estreñimiento; ¿qué hacer al respecto?
Cada caso es un mundo, por ello es muy difícil establecer una regla que pueda regir a todos los bebés en cuanto a su proceso de digestión, de ahí que sea posible decir que si bien para unos chicos defecar 4 ó 5 veces diarias es lo más normal, para otros lo será hacerlo una vez cada 2 ó 3 días.
Recordemos que el estreñimiento se define como la emisión poco frecuente de heces duras y compactas, y entre las causas más frecuentes para que se presente deben mencionarse:
* La ingesta insuficiente de fluidos, principalmente en ambientes calurosos y donde la sudoración del pequeño es excesiva.
* Alimentación irregular del lactante por padecer alguna enfermedad, desde ligero catarro hasta trastornos más complicados.
* Anomalías orgánicas, no muy frecuentes, que requieren estricto control médico, como exceso de calcio en sangre o estrechamiento (estenosis) del conducto anal, entre otros.
* Bebés alimentados con fórmulas lácteas, es decir, leche no materna, como la de vaca, de soya o artificial (llamada así a la elaborada a base de proteína hidrozilada) y que no es bien recibida por el estómago del chico.
* Cuando la mezcla al emplear leche en polvo termina siendo demasiado espesa, pues no se han seguido al pie de la letra las indicaciones del producto.
* El consumo de la madre de ciertas sustancias, como narcóticos (para inducir el sueño), drogas o antiespasmódicos.
Por otra parte, cabe destacar que el estreñimiento está asociado principalmente a tres etapas del desarrollo del pequeño:
Lactancia. Desde el nacimiento hasta los 4 ó 6 meses, período en el que el organismo del niño es aún inmaduro y sólo tiene capacidad para asimilar la leche materna o, si es necesario, fórmulas lácteas.
De 6 meses a 1 año. Generalmente debido a la incorporación de fórmulas lácteas o introducción de la alimentación complementaria por medio de papillas o purés de frutas o verduras, proceso que recibe el nombre ablactación.
1 año en adelante. Cuando el chico se incorpora a la dieta familiar, pues sus funciones biológicas alcanzan casi el grado de eficiencia de una persona adulta, y la maduración en el desarrollo psicomotor permite que el niño aprenda a comer por sí solo.
Importantes alternativas
El tipo de estreñimiento más común en los pequeños es el asociado al cambio de leche materna por fórmulas lácteas, principalmente al tratarse de leche de vaca, la cual contiene de manera natural la sustancia llamada lactosa, que puede no ser bien asimilada si el bebé carece de una enzima denominada lactasa, lo cual puede generar estreñimiento, aunque es más común la diarrea.
Estudios comparativos entre la leche materna y su sustituta demostraron que la composición de grasas de la primera es responsable de la producción de las heces semilíquidas típicas de los niños que de ella se alimentan, mientras que en el caso de las fórmulas artificiales el contenido graso da lugar, junto con el calcio que el niño ingiere con la leche, a un complejo conocido como "jabones cálcicos" que se excreta con las heces y les da una consistencia más dura y compacta, favoreciendo con ello estreñimiento.
Por fortuna, los avances en materia de nutrición permiten que actualmente podamos encontrar productos cuya fórmula está enriquecida con el tipo de grasas que no originan los jabones cálcicos, evitando así heces duras y compactas.
Dentro de este tipo de fórmulas también se pueden encontrar las que contienen las proteínas hidrolizadas de la leche, cuyos beneficios se desprenden de un proceso en el que las proteínas se dividen en fragmentos más pequeños, siendo así más fáciles de digerir por el lactante, evitando que se produzca la expulsión de heces duras y compactas. El mismo producto resulta excelente opción para quienes sufren intolerancia a la leche de vaca.
Casos raros
De resultar frecuente el estreñimiento en el pequeño, y en tanto usted tiene la posibilidad de llevarlo al médico, lo indicado será que haga una exploración anal, que debe llevarse a cabo con buena iluminación y tranquilidad para descartar fisuras o grietas como consecuencia del padecimiento. Aunque se presenta en casos muy raros, no descarte que el origen del problema sea estenosis anal congénita, es decir, que el pequeño haya nacido con el orificio anal demasiado reducido o bien que haya ausencia de éste, lo cual es una malformación congénita muy extraña, ocasionada por desarrollo anormal del feto.
Lo que sucede en este caso es que el recto está completamente ciego (no tiene final o vía de salida), formando una especie de bolsa que tiene comunicación hacia la uretra (conducto por el que se transporta la orina), vejiga, base del pene o escroto en los niños o vagina en las niñas, que será por donde se expulsen las heces líquidas; este problema se asocia con frecuencia al síndrome de Down.
Ahora bien, cuando los músculos de la zona están bien desarrollados, se indica sencilla cirugía (colostomía) para corregir totalmente el defecto, días después del nacimiento. Hay que aclarar que si se ha cursado con la afectación varias semanas se tienen que evaluar los órganos con los que mantenía comunicación el recto y ver si no han sufrido daños, los cuales tendrán que repararse posteriormente mediante otra intervención.
Consejos
Nunca está por demás tomar en consideración algunos consejos que pueden ayudarle a resolver los problemas de estreñimiento en los bebés, por ejemplo, no descuide aportarle suficientes líquidos, principalmente en época de calor o al haber fiebre, además de no abrigarlos demasiado, pues ello causa que suden y se deshidraten. También es útil dar masajes en el abdomen del chico, iniciando en el ombligo y haciendo círculos en sentido a las agujas del reloj.
Consulte al pediatra si la edad del niño permite que se le den jugos de naranja, ciruela o uva entre las tomas de leche, o incluso en ayunas, así como papillas de frutas (evitando manzana y plátano que promueven estreñimiento) o de leche con avena, miel o mermelada de ciruela, o bien, purés de verduras.
Una opción más es la aplicación de supositorios de glicerina (de venta en cualquier farmacia) que ayudarán notablemente, al igual que estimular los músculos que rodean al ano mediante el uso de hisopos, los cuales deben manejarse con delicadeza para no lastimar al pequeño.
Para fortalecer la musculatura abdominal y el movimiento intestinal usted puede ayudar al bebé mediante sencillos ejercicios, que consisten en recostarlo en la cama, tomar sus piernas y flexionarlas muy despacio, y con éstas juntas se van dibujando círculos concéntricos.
Tome usted en cuenta que el estreñimiento causa verdaderas molestias, y en el bebé no será la excepción, de manera que evítele malos ratos y acuda al pediatra a la menor sospecha del problema.
Desde | Salud y Medicinas
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