Que una mamá sienta celos de la persona que cuida a sus hijos es normal. Los especialistas aseguran que no hay por qué asustarse, porque si la relación con ellos es profunda, no corre peligro de que se le arrebate el amor filial. Esto, porque los niños tienen muy claro que el cariño maternal es irreemplazable.Una mezcla de pena y rabia tremenda le dio a Francisca (27) cuando vio un dibujo que su hijo hizo en el jardín infantil sobre la familia. Incluía a la nana, cerca de él, llena de corazones.
"Felipe pintó a la Silvia más grande que a mí. No soy sicóloga, pero entiendo que eso significa que ella es más importante para él que yo. De ahí que cuando miré ese dibujo fue como un fuerte remezón. Sentí culpa, impotencia y celos".
También Claudia (30) vivió algo parecido: "Mi hija de seis años estuvo como una semana llorando cuando se fue la nana. Nunca pensé que pudiera haberse involucrado tanto con ella. Un par de veces la pillé en la noche tocando la puerta de su pieza. Quería irse a dormir con ella y no conmigo. Y aunque he tratado de que no se toque el tema, todavía me pregunta por ella. Incluso me ha pedido su número de teléfono para llamarla. Reconozco que eso me da mucha envidia".
No es raro que mamás que están gran parte del día fuera de la casa y delegan el cuidado de sus niños a una nana piensen alguna vez lo mismo que Francisca y Claudia, y se sientan celosas porque sus hijos se encariñan con ella. A su juicio, más de la cuenta.
"Claro que un chico que se despierta, ve a la mamá dos minutos y después comparte el resto del día con una niñera amorosa, lógicamente la va a sentir como parte de su familia y miembro importante", explica la psicóloga Liliana Muñoz.
Lo mismo opina su colega Gloria Maureira, quien asegura que es normal que sienta un gran apego por la persona que lo viste, le da de comer, lo lleva al colegio y le brinda cariño mientras la mamá no está.
"No es un fenómeno nuevo. Antiguamente las madres tenían nodrizas para sus hijos y luego las llamadas mamas. Eran ellas quienes prácticamente criaban a los niños mientras las mujeres se dedicaban a la vida social".
Falla en los afectos
Pero, ¿por qué se ponen celosas las mamás?
Según las especialistas, pese a que son humanos, los celos reflejan una gran inseguridad. Son mujeres que ven con poca claridad las condiciones que tienen como madres y por eso piensan que otra persona les va a arrebatar el amor de sus hijos.
Se trata también de mujeres que no han logrado construir su seguridad emocional. Son generalmente exitosas en el trabajo, pero muy infantilizadas y con fallas en su estructura afectiva.
"Conocí el caso de una, cuyas nanas eran todas de paso. Bastaba que ellas se encariñaran con los niños y las echaba. Como no lograba diferenciar su propio yo, cualquier persona era su enemiga potencial", cuenta Gloria Maureira.
Liliana Muñoz también ha tenido experiencia en este tema: "Me ha tocado ver a mujeres que se ponen celosas y arman verdaderos dramas. Por ejemplo, critican o retan a la niñera delante de los niños, como queriendo que ellos vean sus errores. Esto les produce un gran desconcierto e inseguridad a los pequeños".
No obstante, a juicio de las psicólogas estos casos de mamás patológicamente celosas son los menos.
Delegar con límites
"Estaba en la casa de mi mamá, con toda la familia, y mi bebé de un año le tiró los brazos a la nana y no a mí. Creo que todos se dieron cuenta, aunque nadie hizo comentarios; me quería morir. Esto me quedó dando vueltas; pero mi marido dice que son puros rollos míos", cuenta Macarena (31).
Así como ella, ¿tienen motivos las madres para sentirse celosas de las nanas, o son temores infundados, porque sus hijos nunca podrán querer a otros más que a ellas?
Las opiniones están divididas: "Eso de que lo normal es que un niño quiera por sobre todas las cosas a su madre es un mito. El amor materno no se da naturalmente porque sí, sino que se construye día a día. Si la mamá no pesca a su hijo - que por suerte no es frecuente- , entonces sí es posible que él cree un vínculo más fuerte con la nana", afirma Gloria Maureira.
Liliana Muñoz opina que esto sólo puede pasar cuando no existe una relación profunda madre-hijo."Sucede que a veces la mamá llega tan estresada, que lo único que quiere es que los niños estén dormidos y prácticamente no comparte con ellos. En ese caso es culpable de haber deteriorado su relación con los hijos".
También se corre el riesgo de que el lazo materno pase a segundo plano cuando las mamás delegan más de la cuenta en la nana, quien pasa a tener un papel de mucho poder afectivo. Por ejemplo, hay quienes mandan a los peques a dormir con la niñera. Es importante, entonces, que ellas fijen los límites.
"A lo mejor yo tengo la culpa de que mi hijo quiera tanto a la nana, porque lo he dejado mucho en sus manos. Voy a todas partes con ella. Por ejemplo, es ella la que se sube con Joaquín a los juegos, porque estoy tan cansada que me da un poco de lata", cuenta Macarena.
Al exceso de delegar en otras personas el cuidado de los hijos, a veces se suma a que muchas de estas niñeras tienen una vida triste y sola, y quizá de las únicas personas que reciben afecto es de los niños que tienen a su cargo. No es raro, entonces, que los sientan casi como propios.
En este caso, las psicólogas recomiendan estar atentas, ya que puede pasar que - igual que en las películas- se aferren patológicamente a un niño.
Madre hay una sola
¿Qué deben hacer las mamás que están viviendo este conflicto y sienten celos?
Gloria Maureira plantea que lo primero es que sienten por dejar a sus hijos con otra persona.
En segundo lugar, pensar que ellas son irreemplazables e indispensables para sus niños. Cualquier sustituto es sólo un sustituto. De esta manera, el nivel de seguridad viene solo. Al adquirirlo empiezan a aparecer algunas habilidades, como poder reír y jugar con los niños, estimularlos intelectualmente y también establecer límites.
Además, deben tener claro que hay cosas que sólo las sabe hacer una madre, como la potencia de comunicación que puede lograr con sus hijos. Ellos, aunque son chicos, captan la fuerza y el amor. Por más que los quiera la nana y que sea una persona muy importante para ellos, en este aspecto la mamá es irreemplazable.
"Si el vínculo con su progenitora es fuerte, no debiera sentirse amenazada con la presencia de una niñera", explica Liliana Muñoz. Y agrega: "Justamente para que esta relación sea profunda, tiene que hacer que ese tiempo que vive con sus hijos sea mejor en calidad que el que pasan con la nana. No se trata de llevarlos al supermercado o al mall, sino de realizar cosas que permitan establecer vínculos. Por ejemplo, conversaciones, reírse juntos, contacto físico. A veces son chicos y no hablan, pero con sólo escuchar el tono de voz de la mamá o sus caricias están captando todo. Es decir, lo fundamental es que el tiempo que pase con ellos, realmente esté con ellos".
La psicóloga les recomienda a las mamás que trabajan, estar permanentemente conectadas con los niños, ya sea telefónicamente o tan sólo pensando en ellos. Eso, a su juicio, ayuda a que el momento del encuentro sea mejor, ya que desconectarse totalmente produce un alejamiento emocional.
Por último, deben tener claro que es posible construir relaciones muy profundas de maneras bien disímiles y no excluyentes.
No por querer mucho a la niñera el niño va a dejar de querer a su mamá. Se pueden establecer relaciones intensas sin poner en jaque a otras. Los amores son distintos y todos los cariños se pueden ir sumando. Mientras más personas le den afecto al hijo, mejor. Pero para eso es básico que la madre tenga un buen vínculo con él.
Concluye Liliana Muñoz: "Cuando un pequeño quiere a su nana es buen síntoma, ya que muchas veces se da justamente lo contrario y es tremendo que él esté a cargo de una mujer poco cariñosa. La mamá debería sentirse aliviada y contenta de que ella quiera mucho a su hijo, ya que en vez de tener sólo su cariño, tiene el de la persona que lo cuida gran parte del día".
Así, por lo menos, lo entendió finalmente Francisca: "No te niego que después de lo del dibujo de Felipe quedé con la bala pasada. Pero por un lado me sirvió para tratar de estar más cerca de mi niño y por otro, para reforzar mi confianza en ella. Por lo que veo con mis amigas, soy de las pocas que tengo la suerte de trabajar tranquila sabiendo que está en buenas manos".
Desde | Emol
No hay comentarios:
Publicar un comentario