El hámster mecanizado Zhu Zhu, que emergía como el juguete de moda en esta temporada de compras, afronta el reto de un grupo de consumidores que sostiene que el muñeco de peluche contiene niveles peligrosos de antimonio.
El grupo GoodGuide, que tiene su sede en San Francisco puso a los hámster robóticos en el tope de su lista de juguetes peligrosos porque, según sus investigadores, el hámster contiene demasiado antimonio en la pelambre y nariz de uno de los modelos, el popularísimo Mr. Squiggles.
Cuando comenzó la temporada de compras de fin de año, hace dos semanas, los Zhu Zhu saltaron al furor de demanda y en algunas tiendas y jugueterías se agotó el inventario en pocos días.
La Federación Nacional de Minoristas puso a los Zhu Zhu en su lista de los diez juguetes favoritos, y aunque el precio en la tienda es de 9,99 dólares, en las subastas por internet alcanzan precios de entre 60 y 100 dólares.
El éxito de los hámster -que vienen en colores diferentes y con dibujitos cursis en sus lomos- trajo fortuna a Cepia, la pequeña compañía de St. Louis que creó los animalitos motorizados.
El fundador de Cepia, Russel Hornsby, quien inició su carrera en la industria del juguete tres décadas y media atrás como diseñador para Mattel, se convenció de que los hamsters causarían sensación después que vio miles de vídeos de hámsters reales, vivos.
Los hámster de juguete mueven la nariz y sacuden las patas, y se mueven dentro de sus hábitats como los mamíferos reales.
En colaboración con una fábrica en Shenzhen, China, Hornsby diseñó el primer prototipo de Zhu Zhu en noviembre de 2008 y empezó los esfuerzos para convencer a los minoristas para que le hicieran encargos.
En chino zhu zhu significa “cochinito,” y la primera tanda de Zhu Zhus en una tienda Toys R Us de Phoenix (Arizona) se agotó en dos semanas.
El grupo de consumidores en cambio dio a los juguetes, pensados para niños y niñas de 3 a 10 años de edad, una puntuación de 5,2 en una escala de 1 al 10.
Cepia respondió que ha sometido los juguetes a todo tipo de exámenes normales y encontró que no contienen niveles tóxicos de ningún compuesto.
"He estado en la industria del juguete durante más de 35 años y soy, yo mismo, padre. Jamás permitiría que un producto que esté por debajo de las normas o sea tóxico llegue a las tiendas,” dijo Hornsby en un comunicado.
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